El tabaco causó casi ocho millones de muertes en el 2019, cuando el número de fumadores aumentó hasta los 1,100 millones a nivel global, revela un estudio publicado por “The Lancet” y “The Lancet Public Health”.
Los investigadores, que analizaron 3,625 informes relativos a 204 países bajo el auspicio del programa colaborativo denominado Carga mundial de morbilidad, constataron que un 90% de los nuevos fumadores se hacen adictos antes de los 25 años.
Prevenir el acceso al tabaco de los jóvenes sería una medida efectiva para reducir el vicio en futuras generaciones, señalan los expertos, que reconocen que la interferencia del sector tabaquero es uno de los principales factores que impiden acabar con esta “epidemia” sanitaria.
Según el estudio, difundido en vísperas del “Día sin Tabaco”, el 31 de mayo, una de cada cinco muertes de varones está provocada por el tabaco, que causa enfermedades cardiovasculares, pulmonares y traqueales, entre otras.
Los autores señalan que, si bien desde 1990 se ha reducido en general la prevalencia del hábito de fumar (en un 27.5% en el caso de los hombres y en un 37.7% para las mujeres), en una veintena de países el vicio ha aumentado significativamente entre los hombres y en doce, entre las mujeres.
En la mitad de los Estados examinados, la reducción de la prevalencia no ha ido al mismo ritmo que el crecimiento de la población, lo que resulta en un incremento del número absoluto de fumadores.
Los diez países con más consumidores de tabaco en el 2019, que comprenden casi dos tercios de la población fumadora mundial, son China (con 341 millones), India, Indonesia, Estados Unidos, Rusia, Bangladesh, Japón, Turquía, Vietnam y Filipinas.
Los lugares con mayor consumo por persona se sitúan sobre todo en Europa, apunta el informe, que agrega que, en el 2019, se registraron en el mundo unos 155 millones de fumadores de entre 15 y 24 años, siendo los 19 años la edad media para empezar a fumar de forma habitual.
El estudio también detecta un incremento del número de personas que masca tabaco, hasta unos 273 millones, sobre todo en el sureste asiático (con India a la cabeza), donde lo consumen al menos un 25% de los varones de más de 15 años.
Los autores, que no analizaron la incidencia de sustitutos del tabaco como los cigarrillos electrónicos, piden a los Gobiernos que adopten políticas eficaces para reducir la presencia en la sociedad del hábito de fumar y prevenir la iniciación entre los jóvenes, lo que incluye eliminar productos de nicotina con sabores.
“La prevalencia persistentemente alta del tabaco entre la gente joven en muchos países, junto con la expansión de nuevos productos de tabaco y nicotina, subrayan la necesidad de redoblar el control”, afirma una de las investigadoras, Emmanuela Gakidou, del Instituto de Medición y Evaluación Sanitaria de la Universidad de Seattle (EE.UU.)
Su colega Marissa Reitsma añade que, si no se reduce el acceso al tabaco de la gente joven anualmente, lo que disminuiría el número de adultos fumadores, “la epidemia del tabaco continuará durante muchos años”.
Los autores lamentan que, después de que 182 países hayan ratificado en el 2005 la Convención marco para el control del tabaco de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el 2018 solo 62 tenían programas amplios contra el hábito que incluyeran ayudas para dejarlo; advertencias sanitarias y prohibición de anuncios y patrocinios, y únicamente 38 tenían los niveles de impuestos recomendados.
Según los autores, aumentar los impuestos sobre el tabaco es una medida “eficaz y rentable”, sobre todo si la recaudación se invierte en programas de control del tabaco y otros servicios de apoyo social y sanitarios.