El exdirector del Fondo mundial contra el sida, la tuberculosis y el paludismo, Michel Kazatchkine es uno de los 13 miembros de un grupo independiente de expertos instaurado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para evaluar la respuesta a la pandemia de coronavirus.
El investigador estima que frente al impacto de la pandemia, es la hora de reformar los sistemas de prevención y respuesta ante estas crisis sanitarias.
¿Cómo se ha trabajado en este informe?
Este informe es atípico. A menudo los informes de la ONU tienen un lenguaje prudente. Aquí, desde el principio, estuvimos de acuerdo en que tenía que ser concreto y audaz en sus propuestas. Adoptamos una consigna que es que ningún foco infeccioso que surja y que sea potencialmente pandémico se convierta en una pandemia y que ninguna pandemia engendre una catástrofe socioeconómica de la magnitud de la que vivimos.
¿Piensan que las propuestas de reforma que ustedes citan serán tomadas en cuenta?
Entiendo que se pueda creer que somos ilusos, pero el impacto ha sido considerable. Primero el impacto sanitario, y estamos lejos aún de dejar atrás esta pandemia, y después el impacto económico. Los países ricos y los países con menos recursos se han visto afectados y si visto lo visto el mundo no se dice ‘trabajemos juntos para que esto no pueda ocurrir’, no sé qué nos espera. En nuestro informe decimos: ‘Si no es ahora, entonces ¿cuándo?’”.
¿Qué análisis hace del sistema internacional de prevención y qué propondría?
Pensamos que el reglamento sanitario internacional ha contribuido a frenar las cosas más que acelerarlas. En lo que respecta a la OMS, su sistema de alerta es algo vetusto: un país comunica informaciones a la OMS, la OMS pide informaciones... Hay un circuito un poco burocrático que incluye a la oficina de la OMS en el país, a la OMS en Ginebra, al gobierno del país... También está el hecho de la OMS no puede publicar nada sin el permiso del gobierno en cuestión.
Nosotros proponemos que la OMS pueda publicar en tiempo real todas las informaciones de las que disponga sin permiso de los gobiernos. Además, actualmente los 194 países miembros de la ONU deben permitir a la OMS llevar a cabo una investigación en un país donde hay un foco infeccioso. Nosotros recomendamos que en el futuro haya una estructura política, una especie de Consejo de seguridad permanente sobre las grandes urgencias sanitarias. Una crisis como esta nos enseña que la salud no es solo algo sanitario sino que es social, económico y político.
Y a corto plazo, ¿Cómo cortar de raíz la pandemia?
Primero, se deben poner en práctica medidas de distanciamiento social adaptadas a la situación epidemiológica, algo que no ocurre en un número importante de países. En segundo lugar, nuestra recomendación se centra en el acceso a las vacunas, una cuestión delicada. Los países ricos han reservado por ahora 4,300 millones de dosis cuando solo representan una población de 1,160 millones de personas.
Pedimos que en cuanto hayan inmunizado a una parte razonable de su población se organicen para ceder a los países con menos recursos 1,000 millones de dosis de vacunas de aquí a septiembre del 2021 y otros 1,000 millones hasta mediados del 2022.
También pedimos a la OMS y a la Organización Mundial de Comercio (OMC) que reúnan a todos los países productores de vacunas para acordar juntos un mecanismo global de concesión voluntaria de licencias y y transferencia de tecnología. Si hubiera resistencia a esto entonces pedimos a la OMC que imponga la liberación de patentes.