En medio del default, a Argentina aún le falta “un camino importante por recorrer” antes de alcanzar un acuerdo sobre reestructuración de deuda por unos US$ 66,000 millones, estimó el ministro de Economía, Martín Guzmán.
Sumida en la recesión desde el 2018, Argentina hizo una oferta de canje para sus bonos emitidos bajo legislación extranjera, pero fue rechazada por los acreedores y ahora evalúa con ellos una nueva propuesta.
Hasta ahora no ha presentado una enmienda a la oferta, aunque se fijó un plazo para las negociaciones hasta el 2 de junio.
"Hay una negociación concreta, bajo acuerdo de confidencialidad. Pero la realidad es que hay un camino importante por recorrer", dijo el ministro en un encuentro con agencias internacionales de prensa.
Las negociaciones se han extendido ya en dos ocasiones y podría haber una nueva prórroga.
El plazo (del 2 de junio) se estableció "para que puedan continuar las negociaciones", explicó el ministro, pero señaló que "desde el momento en que se enmiende la oferta, tiene que haber diez días más hasta llegar a la fecha de cierre".
"Cuánto tiempo lleve dependerá de la velocidad a la que se entienda las restricciones que enfrenta Argentina y la velocidad a la que se resuelvan las diferencias que existen entre los acreedores", apuntó Guzmán.
Según el ministro, el proceso se ha visto complicado porque se enfrentan a "un universo de acreedores que son muy distintos, que tienen distintas tenencias y por lo tanto tienen distintas preferencias de cómo resolver esto".
El canje incluye bonos emitidos en el 2005 y 2010, cuando se reestructuró la deuda que había caído en default en el 2001, y también nuevo papeles emitidos a partir del 2016, bajo la anterior presidencia del liberal Mauricio Macri.
"Parte de lo que se necesita al momento de enmendar una oferta es tratar de compatibilizar de la mejor manera posible esas diferencias entre acreedores", insistió Guzmán.
“Situación excepcional y sin precedentes”
Con una deuda total por US$ 324,000 millones (casi 90% de su Producto Bruto Interno), Argentina cayó en cesación de pagos el 22 de mayo, al no cancelar US$ 500 millones en intereses de tres de los títulos sometidos a reestructuración.
"Cuanto antes se resuelva este problema, mejor para todas las partes. El tema es que se tiene que resolver bien. Argentina solamente va a tomar un compromiso que pueda cumplir", señaló Guzmán.
La oferta rechazada por los acreedores contemplaba un periodo de gracia de tres años y una reducción de 62% en intereses y de 5.4% en capital.
El gobierno del presidente de centro-izquierda Alberto Fernández ha insistido en que su país quiere pagar, pero primero necesita crecer. A la contracción de 2%-6% del PBI en el 2018 y de 2.2% en el 2019, se suma ahora el efecto de la pandemia del coronavirus, que llevó a una caída de la actividad económica de 11.5% en marzo.
Ante ese panorama, Guzmán sostuvo que se necesita un "liderazgo positivo, un sentido de la responsabilidad y colaboración entre todas las partes para que Argentina, y el mundo en general, pueda lidiar con esta situación tan excepcional, peculiar y sin precedentes de una forma que sostenga la estabilidad política, económica y social a nivel global".
Además de la reestructuración de los bonos emitidos bajo ley extranjera, Argentina tiene pendiente suscribir un nuevo programa con el Fondo Monetario Internacional (FMI), al que adeuda US$ 44,000 millones de un acuerdo hecho en el 2018 con el gobierno de Macri y que Fernández dejó en suspenso.
"Es un debate que tenemos que dar y que es parte de lo que Argentina va a hacer como un conjunto general de esquema de estabilización. Es algo que se va a dar en el transcurso del año 2020", aseguró el ministro.
“Con el FMI buscamos todos mirar hacia adelante. Hay algo que ya pasó, que no funcionó, y ahora tenemos que buscar resolver el problema”, zanjó.