La inmobiliaria china Shimao anunció que no ha abonado a tiempo los 958 millones de euros/US$ 1,000 millones de un bono ‘offshore’ que vencía este domingo y que tampoco ha cumplido con sus obligaciones financieras en otras deudas adquiridas en el extranjero.
En un comunicado remitido anoche a la Bolsa de Hong Kong, donde cotiza, la compañía especifica que debía haber pagado casi 1,154 millones de euros / US$ 1,204 millones, incluyendo intereses, de un bono cotizado a través de la Bolsa de Singapur con una rentabilidad de 4.75%.
Shimao asegura que, por el momento, no ha recibido ninguna reclamación por parte de sus acreedores, y promete “esforzarse en seguir colaborando activamente” con ellos para lograr una “solución óptima” que satisfaga a ambas partes.
En el mismo comunicado, la promotora indicó que “no ha cumplido con los pagos principales de algunas otras deudas ‘offshore’” aparte del citado bono, aunque no especifica detalles al respecto.
En ese sentido, la compañía afirma estar negociando con los acreedores una “resolución amistosa” pero advierte de que, en caso de no conseguirla, estos podrían llevar a cabo acciones para obligar al grupo a afrontar sus obligaciones.
Entre enero y mayo, las ventas pactadas de Shimao cayeron un 72% interanual hasta los 34,260 millones de yuanes (US$ 5,119 millones, 4,910 millones de euros), un descenso que achaca a “los cambios significativos en el entorno macro para el sector inmobiliario en China desde la segunda mitad del 2021 y el impacto del COVID-19″.
Esto obligó a la promotora a deshacerse de activos para “mejorar” la liquidez del grupo o renegociar las condiciones de algunas de sus líneas de financiación, lo que no ha evitado que su posición se haya visto comprometida “por las incertidumbres del mercado ante la refinanciación de deuda y unas condiciones de operación y financiamiento por lo general complicadas”.
La posición financiera de muchas inmobiliarias chinas -entre ellas, Evergrande, con un pasivo superior a 287,691 millones de euros / US$ 300,000 millones- empeoró después de que, en agosto del 2020, Pekín anunciase restricciones al acceso a financiación bancaria a las promotoras que, como Evergrande, habían acumulado un alto nivel de deuda apoyando durante años su crecimiento en agresivas políticas de apalancamiento.