Tras décadas a la sombra de Estados Unidos en cuestiones de derechos humanos, los países latinoamericanos del “Grupo de Lima” se esfuerzan por llenar el “vacío” que dejó la presidencia de Donald Trump en EEUU frente a la crisis venezolana, según el informe anual de la ONG Human Rights Watch.
El informe, presentado a la prensa desde Ginebra por el director ejecutivo de HRW, Kenneth Roth, destaca la aparición de nuevos actores para compensar el abandono de los derechos humanos que caracterizó la era Trump, algo de lo que fueron ejemplo varios países latinoamericanos.
DEFENDER LOS DDHH YA NO ES “IMPERIALISTA”
“Tradicionalmente los gobiernos latinoamericanos no criticaban la situación de sus derechos humanos, se veía como algo que hacía Washington y un símbolo de su imperialismo, pero de forma muy positiva varias democracias se unieron en el Grupo de Lima, primero frente a Venezuela y luego ante Nicaragua”, comentó Roth a Efe.
“Ello muestra que el interés de las democracias latinoamericanas en los derechos humanos no depende de Washington” y a la postre hizo que la defensa de los derechos y libertades en la región se hiciera más fuerte que si la hubiera encabezado EEUU, dijo el activista.
“Nicolás Maduro querría haber tenido un combate mano a mano con Trump, pero todos sus vecinos se levantaron por los derechos humanos, por lo que ya no era una cuestión política, sino de decencia”, agregó.
El informe resalta cómo el Grupo de Lima, formado en 2017 por once países latinoamericanos más Canadá, tuvo importantes logros como el de presionar al Consejo de Derechos Humanos de la ONU (del que EEUU se retiró con la llegada de Trump) para que investigara la represión en Venezuela.
Además, seis de los miembros del Grupo de Lima solicitaron a la Corte Penal Internacional (sancionada por Washington) que investigara presuntos crímenes contra la humanidad por parte del régimen de Maduro.
MADURO, MÁS AISLADO QUE NUNCA
El presidente venezolano “continúa con su represivo gobierno, pero está mucho más aislado de lo que lo hubiera estado si se hubiera mantenido únicamente la tradicional presión unilateral de EEUU”, destaca Roth en el prólogo del informe.
El Grupo de Lima también está presionando al Consejo de Derechos Humanos para que el Gobierno nicaragüense de Daniel Ortega sea investigado por posibles ataques a los derechos más elementales.
Pese a este nuevo liderazgo latinoamericano, el responsable de HRW señaló que en la región no todo han sido avances.
“El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, ha sido un gran paso atrás, y Andrés Manuel López Obrador ha sido ambivalente en materia de derechos humanos”, señaló, al recordar los acuerdos migratorios a los que llegó México con la Administración Trump.
BRASIL RESISTE A BOLSONARO
“Bolsonaro ha sido un populista muy parecido a Trump, que ha permitido que bandas criminales quemen grandes extensiones del Amazonas, y ha intentado atacar a los periodistas”, rememoró Roth, quien subrayó que pese a ello “las instituciones democráticas son fuertes en Brasil” y que “la prensa le sigue criticando”.
De Venezuela, el responsable de HRW destacó que es “un desastre en términos económicos y humanitarios, con un enorme sufrimiento que la pandemia ha empeorado”, mientras continúa la represión “con aparentes ejecuciones, un bloqueo completo de la oposición y elecciones falsas organizadas por Maduro”.
Otro ejemplo de actores internacionales que en cierto modo compensaron el abandono de Washington en materia de derechos humanos, según HRW, fue la Organización para la Cooperación Islámica, desde la que presionaron a Birmania ante los ataques sufridos por la minoría musulmana rohinyá.
Europa alzó la voz ante la represión de las manifestaciones prodemocráticas en Bielorrusia, imponiendo sanciones al régimen de Aleksandr Lukashenko, y diversos países europeos denunciaron en foros internacionales violaciones de derechos humanos en China, Yemen, Filipinas o Eritrea.