Ministra de Transición Ecológica Elisabeth Borne. (Foto: AFP)
Ministra de Transición Ecológica Elisabeth Borne. (Foto: AFP)

“Reparar, mantener y dar una nueva vida a los objetos” en lugar de tirarlos. Esta es la ambición que se ha fijado el gobierno francés, que lanzó el martes una campaña para incitar a reducir los residuos y los gases de efecto invernadero.

El objetivo es orientar a los franceses hacia un consumo "más circular", señaló la ministra de Transición Ecológica Elisabeth Borne que presentó esta iniciativa en colaboración con la Agencia Francesa de Medio Ambiente y Gestión de la Energía (Ademe).

La campaña, bautizada "nuestros objetos tienen futuro", se basa en la creación de una página web, anuncios de prensa y cuatro anuncios publicitarios.

Esta operación tendrá una duración de tres años y el próximo año se enfocará en las empresas.

Según cifras de Ademe, si la vida media de los televisores en Francia aumentara de los ocho años actuales a nueve años, el beneficio medioambiental sería de 1.7 millones de toneladas de CO2.

"Evitaríamos las emisiones de una ciudad del tamaño de Lyon", dijo Pierre Galio, jefe del departamento de consumo y prevención de la agencia.

Tres días antes del lanzamiento de las promociones del "Black Friday", que han comenzado a popularizarse en Francia en los últimos años, la Secretaria de Estado para la Transición Ecológica, Brune Poirson, pidió a los franceses que no caigan en esta "economía mortífera, un poco absurda".

Pero "no se trata de hacer sentir culpable a nadie", aseguró Elisabeth Borne, quien dijo que quería "seguir convenciendo a los franceses de que consuman" pero "de otra manera".

Una Comisión de la Asamblea Nacional comenzó a examinar el lunes un proyecto de ley que prohibiría a los comercios destruir los alimentos no vendidos y que crearía una nota de 0 a 10 para alentar a los compradores y fabricantes a tomar en cuenta la duración de vida de los objetos.

El lanzamiento de la campaña coincide con un mensaje de la ONU que el martes advirtió que el mundo ya no puede seguir aplazando las acciones radicales necesarias para reducir las emisiones de CO2 si quiere evitar una catástrofe climática.