“Gasolineras” para reabastecer satélites y alargar su vida, “talleres” para el montaje y mantenimiento de naves, remolcadores para retirar satélites fallidos o en desuso o huertos solares desde los que captar energía; la industria está ya involucrada en numerosos proyectos para tratar de garantizar la sostenibilidad del ecosistema espacial.
La Comisión Europea y la Agencia Espacial Europea (ESA) trabajan en una política de “basura cero” en el espacio, y varias empresas españolas están liderando algunos de los desarrollos tecnológicos que serán necesarios para tratar de asegurar esa sostenibilidad y que la accesibilidad y la permanencia en el espacio sea no solo más respetuosa con ese “ecosistema”, también más segura y barata.
Entre las numerosas misiones que las principales agencias espaciales del mundo tienen programadas para los próximos años destacan en ese sentido “ClearSpace” de la ESA, cuyo lanzamiento está previsto para 2025 y que va a probar una tecnología con la que se pretende por primera vez encontrar, capturar y “desorbitar” satélites en desuso y desechos espaciales.
LEA TAMBIÉN: Descubren un exoplaneta similar a la Tierra a 40 años luz
LEA TAMBIÉN: Blue Origin lleva pasajeros al espacio, incluido el astronauta con más edad
Los símiles que durante los últimos años se han repetido para ilustrar este problema son muchos, pero el más gráfico hace referencia a lo peligroso que sería navegar por el mar si todos los barcos que se han utilizado a lo largo de la historia permanecieran flotando sobre el agua.
Miles de satélites y toneladas de basura
El número de satélites que se han lanzado supera los 17,000, de los que siguen en el espacio unos 11,500 y más de 9,000 están operativos, y durante las próximas décadas esa cifra se va a multiplicar, con los consiguientes riesgos de contaminación y peligro de colisión que supone, por lo que las administraciones espaciales y los organismos internacionales planean varias estrategias y desarrollos tecnológicos para reducir esos riesgos.
Entre esas soluciones destacan los “remolcadores” que trasladen los satélites en desuso o fallidos hasta la atmósfera terrestre para que se desintegren, transportarlos hasta una “órbita cementerio” mucho más alejada de la Tierra y de las órbitas donde más naves se concentran, o infraestructuras que permitan un mantenimiento eficaz y permitan alargar su vida.
Para mostrar las diferentes tecnologías que ya se están desarrollando con el foco puesto en ese objetivo, la empresa GMV Spain -una de las principales del sector aeroespacial- ha abierto a un grupo de periodistas la sala “oscura” que alberga el laboratorio de robótica “Platform-Art” y ha mostrado los prototipos que ha creado para la eliminación de la basura espacial, el mantenimiento y montaje de naves en órbita o el reabastecimiento de combustible.
La directora de estrategia y desarrollo de negocio de Ciencia, Exploración y Transporte de GMV, Mariella Graziano, explicó junto a estos artilugios los problemas derivados de esa cantidad de satélites, y a los riesgos de colisión y de contaminación ha sumado otro importante: pueden dificultar y obstaculizar la labor de otras misiones cuyo objetivo es estrictamente científico -como los telescopios- o las de vigilancia, comunicaciones y de observación de la Tierra.
La mayoría de los satélites y misiones espaciales, y entre ellos los de observación de la Tierra que prestan trascendentales servicios de vigilancia o de seguridad, se sitúan en la llamada “órbita terrestre baja” (LEO, por su acrónimo en ingles), por lo que los responsables de esta empresa han incidido en la importancia de “despejar” esa órbita y de retirar de la misma toda la basura y los vehículos que ya no están operativos.
Objetivo: desechos cero
Graziano mostró el prototipo de satélite robótico capaz de captar otra nave y de remolcarla hasta la atmósfera o hasta una “órbita cementerio” para eliminar del espacio naves fallidas o no controladas; o el asistente para proporcionar servicios en órbita a otras naves o de reabastecerlas de combustible y alargar así su vida útil cuando están demostrando altos niveles de eficacia.
Las instalaciones de la empresa albergan también un prototipo robótico para el montaje de grandes estructuras en órbita, lo que permitirá abaratar los costes de lanzamiento al reducir las cargas y proceder al ensamblaje posterior de las piezas en el espacio, un equipo -con financiación de la ESA- que será además capaz de dar servicio de mantenimiento, reparación o actualización a otros vehículos o infraestructuras espaciales.
El Consejo de Competitividad de la UE y la ESA trabajan ya en la futura Ley del Espacio europea, con la que se pretende asegurar la sostenibilidad de todas las actividades espaciales e impulsar la competitividad de las empresas europeas en este sector y en el desarrollo de las tecnologías que van a ser necesarias para ello, y algunas de ellas están ya demostrando su eficacia en instalaciones experimentales en empresas españolas.
En el banco de pruebas que la empresa GMV tiene en la localidad madrileña de Tres Cantos, en España, se está testando y comprobando la eficacia de algunas de esas tecnologías, en línea con la estrategia de “zero-debris” (desechos cero) de la Agencia Espacial Europea.
La ESA y la UE han promovido varias iniciativas y quieren liderar a nivel mundial esa sostenibilidad del ecosistema espacial, y preparan ya una nueva generación de satélites de observación de la Tierra que podrán ser eliminados al final de su vida útil o en caso de fallo.
Varios de los satélites de la nueva generación de las misiones de observación de la Tierra promovidas desde Europa (pertenecientes al programa Copernicus) se rigen ya por esos requisitos y están siendo equipados con los dispositivos mecánicos necesarios para ser capturados, retirados y eliminados de su órbita cuando acabe su operatividad, y las instalaciones experimentales y los laboratorios de robótica de las empresas españolas muestran cómo se desempeñarán en las mismas condiciones que encontrarán en el espacio.