Quien quiera que gane la presidencia de Colombia enfrentará en su mandato la creciente protesta social y un Congreso dividido que le complicarán sus esfuerzos para sacar adelante las reformas económicas y sociales que necesita el país, dijeron analistas y políticos.
Los colombianos irán a las urnas este 29 de mayo para elegir al sucesor del presidente Iván Duque, quien termina su periodo en agosto, en un contexto de alta polarización y desigualdad empeorada por los fuertes incrementos de los precios, pese a la expansión de la cuarta economía de América Latina.
En las encuestas el candidato izquierdista Gustavo Petro se mantiene como el más aventajado para ganar la elección, superando al centroderechista Federico ‘Fico’ Gutiérrez por alrededor de diez puntos, aunque ninguno lograría los votos suficientes para triunfar en primera vuelta, lo que llevaría a un balotaje el 19 de junio.
Petro -exguerrillero, exalcalde y actual senador- goza del respaldo de las personas más pobres, pero es rechazado por los sectores de la población de mayores recursos y es visto con recelo por los inversionistas que lo perciben como una amenaza a la estabilidad macroeconómica del país.
Entre sus principales propuestas están una ambiciosa reforma tributaria por cerca de 5.5 puntos del Producto Bruto Interno (PBI) anuales adicionales, unos US$ 13,500 millones, gravando a los más ricos para tener un mayor gasto e inversión social.
También plantea una reforma al sistema pensional para cubrir incluso con media mesada a los ancianos que no hayan cotizado, así como el fin de nuevos contratos de exploración petrolera.
“Es un poco reformular el papel del Estado en la economía”, señaló Luis Fernando Medina, uno de sus principales asesores económicos, en un foro con estudiantes universitarios.
“Nuestra propuesta es consolidación fiscal por el lado del ingreso y también más asertividad por el lado de gasto, más inversión pública”, agregó.
A su turno, Gutiérrez propone cambios al estatuto tributario y medidas antievasión para optimizar el recaudo, reducir gastos de funcionamiento, tramitar una reforma fiscal progresiva por unos US$ 2,500 millones, así como otra pensional y laboral para generar más empleos y a mediano plazo recuperar el grado de inversión de las calificadoras.
“Es un planteamiento seguro para los inversionistas y empresarios y eso no es menor en la coyuntura actual de Colombia y del contexto de América Latina, en el sentido de que ‘Fico’ defiende la libertad de empresa, garantiza la seguridad jurídica para estimular la inversión privada y pública”, dijo Manuel Castro, coordinador programático de la campaña de Gutiérrez.
“No es un continuismo en absoluto, lo que se plantea es que se requieren cambios de estructura, transformaciones de fondo en muchos aspectos, es un programa que plantea una transformación sin que ello implique un salto al vacío”, explicó.
Un par de semanas antes de las votaciones, el candidato independiente y exalcalde de la ciudad de Bucaramanga Rodolfo Hernández repuntó en las encuestas acercándose bastante a Gutiérrez, con un fuerte mensaje anticorrupción y propuestas poco claras pero proclives al sector privado y a la protección del sector agrícola.
“Creemos que sería imprudente descartar el impulso tardío de un extraño populista en el contexto de las recientes elecciones latinoamericanas”, escribió Ben Ramsey, director de estudios económicos para América Latina de JPMorgan, recordando el alto desconocimiento del que gozaban Pedro Castillo en Perú y Gabriel Boric en Chile durante gran parte de la contienda electoral.
Resistencia
Pero ninguno de los candidatos la tiene fácil. Para los analistas, aunque Petro enfrenta menos resistencia social por el enfoque de sus propuestas, eso no le garantizaría una eterna luna de miel con la población si no muestra resultados pronto, como ha sucedido en Perú y Chile, países de la región donde fueron elegidos presidentes de izquierda.
A su turno, ‘Fico’ Gutiérrez podría enfrentar más protestas al ser considerado por sus detractores como sucesor de las políticas de Duque -que enfrentó una ola de violentas manifestaciones que dejaron varios muertos- lo que podría impactar a la economía, pese a su plan de gobierno con más énfasis social para contrarrestar ese posible rechazo.
Y en el caso de Hernández, no tiene representación en el legislativo.
“Esto es un fenómeno internacional, va a ser un tema que afecta tanto a un mandatario de derecha como uno de izquierda, en donde la comunidad, especialmente los jóvenes que no tienen oportunidades va a hacer que sigan protestando, va a ser un fenómeno que se va a seguir presentando”, opinó el senador electo Carlos Jiménez, del partido Cambio Radical.
En Perú Castillo ha enfrentado inestabilidad desde que asumió el cargo en julio del año pasado, pasando por cuatro gabinetes separados, sobreviviendo a dos intentos de juicio político e incluso a la propuesta de parlamentarios aliados para reducir su periodo de cinco a dos años.
En Chile, la desaprobación del también izquierdista Boric se ha incrementado drásticamente a poco más de dos meses de haber asumido el cargo, pese a haber contado con el apoyo de una amplia coalición de comunistas, ecologistas y socialdemócratas.
“El descontento está ahí y va a seguir a pesar de la recuperación económica”, dijo el analista Juan Manuel Patiño, de Sun Capital, refiriéndose al caso colombiano. “El mercado laboral y demás sigue rezagado, entonces tanto Petro como ‘Fico’ Gutiérrez eventualmente tendrían que enfrentar esto”.
Al cierre del 2021 se contabilizaron 19.62 millones de personas en pobreza monetaria y 6.1 millones en indigencia, la mitad de la población del país sudamericano de 50 millones habitantes, aún por encima de los números previos a la pandemia.
Las propuestas más importantes dependerán del ambiente en el Congreso que se posesionará en julio y que quedó fraccionado, sin garantizar una mayoría a ningún candidato.
“El mensaje que está dando la región en general cuando uno mira a Perú y Chile es que sí o sí hay que buscar acuerdos, si no, la situación se le va a complicar a quien esté en el Gobierno en ese momento, llámese Petro o Gutiérrez, independientemente de la ideología”, aseguró Patiño.
Como ejemplo, varias iniciativas de Duque no vieron la luz e incluso el mandatario tuvo que retirar una reforma fiscal por falta de apoyo del Congreso, que al final le aprobó otra menos ambiciosa, en medio del levantamiento social.
“Un punto clave que surge es que el próximo presidente puede carecer de la capacidad (Gutiérrez), o del apetito (Petro), para poner las finanzas públicas de Colombia en un camino sostenible”, escribió Nikhil Sanghani, economista de mercados emergentes de Capital Economics, en Londres.
Las reformas no dan espera para el país, que cerraría este año con un déficit fiscal del 6.2% del PBI, unos US$ 15,000 millones, y que serán claves para que recupere el grado de inversión que le retiraron las calificadoras el año pasado.
“La conformación plural del Congreso tendrá que obligar a ese presidente a hacer consensos con los partidos que están en lados del espectro ideológico que no sean afines a él”, advirtió Luis Fernando Mejía, director del centro de pensamiento Fedesarrollo.
“No vemos un candidato a hoy que pueda tener una mayor facilidad de poder generar esos consensos, todo dependerá del liderazgo de ese presidente, de su equipo económico y político y de esa capacidad de entablar un diálogo franco”, concluyó.