En los noventa era un privilegio tener línea telefónica y Flavio Augusto da Silva, a pesar de que no tenía una en su vivienda de Río de Janeiro, decidió aceptar un trabajo para vender cursos de inglés por teléfono. Con solo 19 años y poco dinero, decidió que su “oficina” sería el segundo aeropuerto más grande de la ciudad.
Sin saber una sola palabra en inglés, cumplió eficientemente con su labor de vender cursos en dicho idioma desde un teléfono público en el aeropuerto Santos Dumont, con el constante ruido de viajantes, operarios, pilotos y azafatas como música de fondo.
Ni el incesante ruido ni la ausencia de una oficina hicieron mella en su habilidad para las ventas, que le valió que le ascendieran a director comercial del negocio.
“No tengo ninguna duda de que encontré mi destino en ese aeropuerto”, dice el empresario de 46 años a la BBC.
Hasta que, luego de cuatro años, decidió dar un paso al costado (o al frente).
Sin saber inglés
Luego que sus jefes inmediatos rechazaran su propuesta para mejorar la calidad de los cursos que vendía y expandirse, entonces supo que había llegado el momento de renunciar y apostarlo todo a formar su empresa.
“La compañía donde trabajaba no estaba dispuesta a hacer las inversiones necesarias para mejorar la calidad de los cursos y yo conocía el producto y sabía que podía lograrlo”, expresó el empresario.
No le fue fácil encontrar financiamiento, tuvo que aceptar un crédito con una tasa de interés elevada (12% mensual) y con los 5.500 dólares que tenía encima emprendió su apuesta más arriesgada: abrir una escuela de inglés.
Como no sabía el idioma, decidió contratar a 18 personas para que desarrollaran materiales pedagógicos y una metodología propia. El resultado fue la escuela de inglés de negocios Wise Up, ideada para un público que en ese tiempo nadie tomó en cuenta: los profesionales que buscan trabajo.
“En esos años había muchas compañías internacionales instalándose en Brasil y por lo tanto el inglés iba a ser un requisito en el proceso de selección”, dijo Da Silva.
Luego de tan solo tres años los resultados eran todos de éxito con 24 escuelas Wise Up en distintas ciudades en Brasil. Para el 2012 contaba con 400 sucursales; sin embargo, decidió arriesgar una vez más.
Una nueva meta
Vendió Wise Up por 240 millones dólares al grupo brasileño Abril y la mitad de ese dinero lo invirtió en algo completamente distinto y arriesgado: compró el equipo de fútbol de Estados Unidos Orlando City, antes de que se sumara a la Major League Soccer.
El club está valuado en 490 millones de dólares, es uno de los más importantes de Estados Unidos y ha contratado a figuras de la talla del brasileño Kaká.
En mayo de 2021, Flavio Augusto da Silva aceptó vender el club a la familia Wilf.
“No me estoy yendo; Simplemente no soy dueño de las acciones del club. Para mí, la ciudad de Orlando sigue siendo la misma. Todavía estoy por aquí, sigo viendo los partidos. ... Todavía me sentiré como un miembro de la ciudad de Orlando para siempre. Nadie puede quitarme esto“, dijo a Orlando Sentinel.
Cuando los nuevos dueños de Wise Up le ofrecieron vendérsela de vuelta -la estuvieron manejando mal y generaba pérdidas-, Da Silva no lo dudó y la compró por menos de la mitad del precio del que la vendió, la reflotó y ahora tiene ventas anuales de aproximadamente 113 millones de dólares.