Pocos autos y transeúntes se veían esta mañana en la Ciudad de Panamá tras las protestas antiminería que se intensificaron anoche y que se espera continúen este miércoles por tercer día consecutivo, pese al llamado a la calma y al diálogo del Gobierno y las patronales.
Los bloqueos a la carretera Panamericana, que cruza el país y lo comunica con Centroamérica, así como de avenidas de la capital, se repetían este miércoles temprano en algunos puntos.
Estos comenzaron el lunes pasado con fuerza tras la aprobación el 20 de octubre del contrato ley que renueva por 20 años prorrogables la concesión a la empresa Minera Panamá, filial a de la canadiense First Quantum Minerals, que desde 2019 exporta cobre de la mina Cobre Panamá, la mayor a cielo abierto de Centroamérica.
El Ejecutivo defiende que el nuevo contrato multiplica por 10 las ganancias para el Estado y garantiza la vigilancia medioambiental, mientras que activistas y juristas señalan que mantiene los vicios que llevaron a que el anterior fuera declarado por la Corte Suprema inconstitucional en el 2017, 8 años después de presentada una acción legal en ese sentido.
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Las manifestaciones masivas como las de anoche, que recorrió al menos dos avenidas céntricas de la capital, han sido manchadas por actos de vandalismo que han dejado propiedad pública afectada, como la rotura de la fachada de una de las sedes del Ministerio de Economía y Finanzas, o pintadas en las paredes del edificio de la patronal Cciap.
Se ha informado de manifestantes y agentes heridos en estas protestas, que comenzaron meses atrás aunque con mucha menos intensidad, luego de que el Gobierno y Minera Panamá acordaron el nuevo contrato tras más de un año de negociaciones incluyeron amenazas de cierre de la mina por parte de las autoridades y de demandas internacionales por la empresa.
El presidente panameño, Laurentino Cortizo, se dirigió al mediodía del martes a la nación para pedir calma, reiterar que la concesión está vigente y es beneficiosa para el país, y asegurar que su Administración no permitirá el vandalismo.
Las palabras del presidente fueron refutadas por los detractores del contrato minero, que insisten en que sea derogado porque las ganancias monetarias que establece no compensan los daños al medioambiente de la minería a cielo abierto.
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