Sanar, expandir y cuidar los bosques e impulsar el crecimiento del sector agroforestal para abastecer la creciente demanda global de materiales, reducir emisiones y lograr economías locales y robustas. Son las grandes recomendaciones de un informe de la FAO presentado en la inauguración del XV Congreso Forestal Mundial en Seúl.
El informe “El estado de los bosques del mundo 2022″ de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura agrupa estas sugerencias bajo la premisa de que “no puede haber una economía sana en un planeta enfermo”.
Bajo el subtítulo “Vías forestales para la recuperación verde y la construcción de economías inclusivas, resilientes y sostenibles” traza tres grandes vías de acción complementarias para poder contar con un medio más sano y unas economías locales más resistentes, en especial de cara a los efectos del cambio climático, para final de siglo.
Reforestación y cuidados
La primera de ellas pasa por detener la deforestación y mejorar el mantenimiento de las superficies boscosas, lo que podría evitar la emisión de entre 3.6 y 2 gigatoneladas de dióxido de carbono equivalente (GtCO2e) durante las próximas tres décadas.
El presidente surcoreano, Moon Jae-in, que inauguró el congreso este lunes, recordó sin embargo en la apertura del evento, que durará hasta el 6 de mayo, que cada año el planeta pierde 4.7 millones de hectáreas de bosques.
Moon también subrayó la importancia de la cooperación entre naciones avanzadas y en desarrollo y dijo que Corea del Sur planea aumentar en más de un 100% su volumen de ayuda oficial al desarrollo para el 2030 y brindar así asistencia financiera a distintos países para que restauren sus coberturas boscosas.
Cumplir el objetivo de repoblación y cuidado de bosques que plantea la FAO supondría alrededor del 14% de la reducción que los científicos creen necesaria de aquí al 2030 para mantener el calentamiento del planeta por debajo de 1.5° centígrados y al tiempo “protegería más de la mitad de la biodiversidad terrestre”, según el reporte.
Un sector agroforestal más fuerte
La segunda de esas vías de actuación es la restauración de tierras degradadas y la expansión del sector agroforestal, lo que beneficiaría a unos 1,500 millones de hectáreas en todo el planeta, mejoraría la productividad de otros 1,000 millones de hectáreas y, de nuevo, permitiría reducir la presencia atmosférica de gases de efecto invernadero, en este caso entre 0.9 y 1.5 GtCO2e de aquí al 2050.
La expansión del sector agroforestal a nivel global debería suponer la “transición hacia un uso más eficiente y circular de los biomateriales con un mayor valor añadido”, según el informe del organismo con sede en Roma, que plantea a partir de esta medida un tercer conjunto de acciones.
Esa última recomendación pasa por una explotación sostenible de los recursos por parte de ese sector agroforestal fortalecido y la construcción de “cadenas de valor verdes”.
Estas cadenas de suministro ayudarían a satisfacer la creciente demanda global de materiales, que se espera que pase de los 92,000 millones de toneladas del 2017 a multiplicarse por más de dos y a estar en torno a los 190,000 millones de toneladas para el 2060.
Por supuesto, los productores del sector requerirán de mayores incentivos para poder crear y fortalecer estas “cadenas de valor verde”.
Para ello, dice el estudio, se requieren cambios políticos para “maximizar las sinergias” entre agricultura y silvicultura y esas tres principales vías de actuación recomendadas de cara a tener un impacto en los sistemas agroalimentarios y alentar así las inversiones del sector privado.
Triplicar la inversión
Para reencauzar esos flujos de capital e incentivar la inversión en bosques, el dinero que actualmente se destina a cada una de las tres vías necesita al menos triplicarse para el 2030 (ya solo para la creación y gestión de superficies deberían destinarse más de US$ 200,000 millones al año) para poder alcanzar todo tipo de objetivos medioambientales.
FAO cree que las tres vías propuestas se retroalimentan y que cuando las mencionadas sinergias alcancen su máximo nivel, el sistema será capaz de proveer beneficios económicos, ambientales y climáticos, y al mismo tiempo fortalecer la resistencia, sostenibilidad y capacidad de adaptación de las economías locales.
“Los pequeños agricultores, las comunidades locales y los pueblos indígenas poseen o administran casi la mitad (4,350 millones de hectáreas) de los paisajes forestales y agrícolas del mundo y serán cruciales para potenciar la implementación de las vías”, añade el análisis.
Por ello, se considera importante “empoderar e incentivar a los actores locales, en particular las mujeres, los jóvenes y los pueblos indígenas, para que asuman un papel de liderazgo en las vías forestales”.