El crecimiento de la acuicultura, que ha llevado a máximos históricos a la producción pesquera y acuícola, la convierte en un sector cada vez más decisivo para garantizar la seguridad alimentaria y acabar con el hambre en el mundo, asegura la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
El creciente peso del papel de la acuicultura centra la última edición del informe SOFIA, que la FAO presentó hoy en el marco de la Conferencia de los Océanos que Naciones Unidas realiza en Lisboa, e insta a una “transformación azul” para que el sector sea más sostenible, inclusivo y equitativo.
En el 2020, el crecimiento de la acuicultura, particularmente en Asia, hizo que la producción pesquera y acuícola total alcanzara un máximo histórico de 214 millones de toneladas, de los cuales 178 millones de animales acuáticos y 36 de algas.
La producción de animales acuáticos fue un 30% más alta que la media de la década del 2000 y un 60% más que la de 1990, impulsada en gran medida por la acuicultura.
Por ello, la FAO llama a aprovechar este sector pero de la forma más sostenible posible, ya que su crecimiento es “vital” para acabar con el hambre.
“Necesitamos una transformación más profunda del sector”, dijo durante la presentación del informe el director de Pescas y Acuicultura de la FAO, Manuel Barange.
Barange pidió expandir e intensificar la acuicultura sostenible, asegurar que todas las pesquerías están bajo una gestión adecuada y mejorar y desarrollar cadenas de valor acuáticas.
“Si hacemos esto de forma apropiada, creemos que el consumo de la comida acuática seguirá creciendo”, aseguró.
El consumo aumenta sin pausa
El consumo mundial de alimentos acuáticos, sin incluir las algas, ha aumentado a un ritmo medio anual del 3% desde 1961, casi dos veces más que el crecimiento anual de la población mundial.
El informe también recoge que los alimentos acuáticos representaron cerca del 17% de las proteínas de origen animal consumidas en 2019, porcentaje que ascendió al 23% en los países de ingresos medianos bajos y a más del 50% en partes de Asia y África.
China siguió siendo el principal productor pesquero, seguido de Indonesia, Perú, Rusia, Estados Unidos de América, India y Vietnam.
En los dos últimos años, la acuicultura ha crecido más rápido que la pesca de captura, afectada por el coronavirus, y se prevé que seguirá el mismo camino durante el próximo decenio.
Pero no sólo se está incrementando el consumo, también el precio.
“Hay preocupación por el aumento del precio del pescado, que ha crecido un 25% desde diciembre a abril. Esto pone presión sobre los consumidores”, señaló Barange.
Menos poblaciones sostenibles
El informe alerta de que la sostenibilidad de los recursos de la pesca marina sigue siendo “motivo de importante preocupación”: en el 2019 el porcentaje de poblaciones de peces explotadas sosteniblemente cayó al 64.6%, un 1.2% menos que en el 2017.
Aun así, la FAO ve “señales alentadoras”, ya que las poblaciones explotadas de manera sostenible proporcionaron el 82.5% del volumen total de desembarques del 2019, un aumento del 3.8% desde el 2017.
“Las poblaciones que son más grandes se están gestionando mejor y eso da buenos resultados”, dijo el responsable de Pescas de la organización.
Unos 58.5 millones de personas trabajaban en el sector de la pesca y la acuicultura en el 2020, de las que el 21% eran mujeres, y se estima que las vidas y el sustento de alrededor de 600 millones de personas dependen, de alguna manera, de estas actividades.