La madre venezolana Leoana Maricuto estaba en la cocina con su esposo y su hijo de tres años la semana pasada cuando la explosión de un tanque de gas la envolvió en llamas.
“Nosotros estábamos cocinando, mi esposo estaba haciendo unas papas, y de repente, ocurrió la explosión”, dijo Maricuto, de 32 años, con las piernas vendadas y sentada en su cama en una barriada en el este de Caracas.
Si bien Maricuto y su familia sobrevivieron, muchos otros venezolanos no han tenido tanta suerte.
Las muertes relacionadas con explosiones de gas han aumentado en los últimos meses en Venezuela, donde los analistas de energía dicen que solo el 20% de los 15 millones de cilindros de gas son aptos para su uso.
Muchos de los tanques tienen hasta 20 años de uso, según los expertos, y las empobrecidas familias, que reciben gasolina subsidiada por el gobierno, rara vez tienen los medios para comprar los pocos cilindros nuevos disponibles.
En Venezuela, hogar de las mayores reservas de crudo del mundo, más del 75% de los hogares cuentan con gas para cocinar a través de cilindros, mientras que el 17% -principalmente en la capital Caracas- tiene acceso al gas a través de gasoductos en sus hogares, según la organización no gubernamental Observatorio Venezolano de Servicios Públicos (OVSP).
La petrolera estatal venezolana, PDVSA, es responsable del suministro de gas a través de ductos a los hogares y también proporciona alrededor del 80% del gas licuado de petróleo (GLP), que se vende en bombonas como propano. Un puñado de empresas privadas controlan alrededor del 15% del mercado.
El país ha estado lidiando con un déficit de GLP desde que las sanciones de Estados Unidos detuvieron las importaciones en el 2020.
Los trabajadores de la refinería dijeron que los volúmenes y la calidad de la producción de GLP de PDVSA seguirán sufriendo, ya que sus refinerías funcionan a aproximadamente una cuarta parte de su capacidad.
Sin pruebas, sin olor
Los recipientes deben someterse a pruebas hidrostáticas, en las se inyecta agua a presión para determinar si hay fugas, y el personal de las plantas de llenado debe inspeccionar visualmente las válvulas, dijo a Reuters el consultor de energía Nelson Hernández.
También se supone que el gas para cocinar tiene metil mercaptano, como aditivo, que genera un olor nauseobundo, lo que hace que las fugas sean más fáciles de detectar al poder olerse el gas, dijo Hernández.
“Como hace año y medio no había, porque PDVSA Gas no tenía como importar mercaptano”, manifestó Hernández.
PDVSA, que dice en su sitio web que el suministro de gas es de “manera eficiente, eficaz, segura y oportuna”, no respondió a una solicitud de comentarios, ni tampoco el Ministerio de Comunicaciones de Venezuela o el fabricante de botes Gavenplast.
Aunque el gobierno subsidia el precio del gas, no regula el mantenimiento y la renovación de los cilindros, dijo Antero Alvarado, director de Gas Energy Latin America.
“Las últimas bombonas son del 2015, las más nuevas, además de eso, están las bombonas viejas a las que no se le han hecho las pruebas termostáticas si tienen fugas, eso no se hace”, dijo.
El esposo de Maricuto, el vendedor de verduras Gerardo Quiñones, de 24 años, sufrió quemaduras en el pie, mientras que una prima golpeada, por el cilindro durante el accidente de la semana pasada, fue hospitalizada por quemaduras y otras lesiones. “Yo no me salí. Tratamos de apagar el fuego”, afirmó.
Los vecinos apagaron el fuego con tierra antes de que se extendiera por la casa. Funcionarios locales dijeron a Reuters que la explosión se debió a una fuga de un bote.
Una brigada de bomberos en el cercano estado de Aragua recibe un promedio de diez llamadas por semana sobre fugas de gas, indicó un funcionario que pidió no ser identificado.
Aníbal Martínez, un chofer de 25 años, perdió a cuatro miembros de su familia, incluido su prima y el hijo de ella de tres años, en la explosión de un cilindro de gas que destruyó su casa en el 2021.
Martínez, que tiene una cicatriz en la espalda por el incidente, dijo que estaba durmiendo cuando una pared golpeada por la explosión cayó sobre él. “Pude salir debajo de los escombros. Cuando logro ver es el cielo, ya la casa no estaba”, agregó.