La oficialista Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) acusó al literato Mario Vargas Llosa de tratar de estimular un levantamiento contra el Gobierno de la isla y consideró que el premio Nobel de Literatura “perdió la noción de la realidad”.
“Evidentemente, Vargas Llosa no nos conoce. Desde hace demasiado tiempo perdió la noción de la realidad de cuanto acontece entre nosotros. Intenta estimular con un desvergonzado y delirante presagio, la iniciativa de un levantamiento interno, que tendría obviamente el respaldo del imperio y sus aliados”, insiste una carta publicada este miércoles.
El pronunciamiento de la Uneac, replicado en los principales medios del país, "rechaza categóricamente los insultos y mentiras que el señor Vargas Llosa propaga sin sonrojo", en referencia a una entrevista concedida la semana pasada por el autor a Radio Televisión Martí, un ente del Gobierno de Estados Unidos que emite para Cuba desde Miami.
En la conversación, el escritor hispano peruano afirmó que Venezuela, Nicaragua y Cuba son la "mancha más oscura" en la región y agregó que aunque "el pueblo cubano desgraciadamente sufre hace 60 años una dictadura terrible", las "raíces" en favor de la libertad no se han perdido.
"Así como nos la ha dado Chile, yo creo que la sorpresa nos la va a dar Cuba en cualquier momento", subrayó el candidato a la Presidencia de Perú en 1990, de visita en Miami para promocionar su más reciente título "Tiempos recios".
Para la Uneac, que agrupa a más de 9,000 miembros considerados "la vanguardia del movimiento artístico y literario cubano", la de Vargas Llosa es una "ofensiva y calumniosa profecía".
"La 'sorpresa' que cada día ofrece el pueblo cubano es la de ser más revolucionario, más firme, más creativo, más solidario, más socialista, más digno. La de estar cada día más unido en torno a los ideales de Martí y de Fidel", concluye el comunicado.
El premio Nobel de Literatura, de 83 años, es uno de los últimos representantes del llamado “boom” de la literatura latinoamericana entre las décadas de 1960 y 1970, y como muchos de sus colegas, se declaró simpatizante de la entonces naciente Revolución Cubana.
La cercanía del autor, que llegó a conocer al fallecido Fidel Castro, pronto se trocó en decepción y luego en abierta oposición frente a la persecución a los disidentes y la censura a la libre creación artística.