Soldados ucranianos viajan en un vehículo blindado de transporte de personal (APC) en Sloviansk, este de Ucrania. (Foto: Yasuyoshi CHIBA / AFP).
Soldados ucranianos viajan en un vehículo blindado de transporte de personal (APC) en Sloviansk, este de Ucrania. (Foto: Yasuyoshi CHIBA / AFP).

“La ciudad está preparada para defenderse”, asegura Vadim Liakh, el alcalde de Sloviansk, ciudad del este de , que pronto puede convertirse en un punto caliente de los ante el avance de las desde el norte.

Frente a su despacho, los ciudadanos de esta pequeña ciudad de la región de Donetsk llenaban el lunes botellas de agua a partir de un gran barril.

La situación “es compleja porque el frente se ha acercado en las últimas semanas, hasta 15-20 kilómetros”, explica Liakh, con una camiseta militar de color caqui, parecida a la usada por el presidente Volodimir Zelenski.

Hay que esperar que “las nuevas armas que necesita nuestro ejército lleguen pronto”, añade.

Los combates ya han afectado a los habitantes de Sloviansk. “No hay agua corriente, no hay gas, pero al menos tenemos electricidad”, dice Yuriy, de 66 años, mientras llena una botella.

Debido a los combates intensos en las zonas donde se encuentra las estaciones de bombeo, nos quedan “solamente fuentes naturales y camiones cisterna”, explica el alcalde.

A pesar del “inestable” suministro de electricidad, un tercio de las tiendas están abiertas y la ayuda va llegando, añade.

Las dificultades no restan optimismo sobre el futuro de la guerra de la esposa de Yuriy, Valentina. “Pensamos que van a vencer”, dice la mujer de 63 años.

En 2014, al inicio de la guerra de las autoridades de Kiev frente a los rebeldes del Donbás, Sloviansk fue tomada por los separatistas prorrusos, pero fue recuperada por los ucranianos tras un largo asedio.

Mucha gente sin evacuar

El lunes, el ruido sordo y lejano de la artillería llegaba hasta la plaza principal.

El alcalde está en contacto con el ejército todos los días, pero asegura no interferir en los asuntos bélicos. “Ellos saben mejor lo que es necesario para las operaciones militares”, asegura.

En cambio, no ha hablado con los responsables de las ciudades devastadas por la guerra algo más al este, como Severodonetsk o Lysychansk. “El algoritmo es claro: todo dependerá de la situación en el frente”, agrega.

Los preparativos incluyen la habilitación de espacios de trabajo “en los refugios y en los sótanos de los hospitales para ofrecer cuidados de urgencia incluso bajo bombardeos”.

Antes de la guerra, Sloviansk tenía una población de unos 100,000 habitantes, pero ahora se ha quedado con una cuarta parte lo que, afirma Lyakh, todavía es “mucho”.

“Ponemos más el acento en la evacuación. Desgraciadamente, la gente no siempre escucha”, lamenta.

“Esperamos la paz”

En Kramatorsk, otra ciudad enfrentada a un posible asalto ruso, la atmósfera es más animada, con grupos de soldados por los supermercados y los cafés.

“Por ahora, está más o menos calmo”, asegura su alcalde Oleksandr Gonsharenko. “En el atardecer o en la noche podemos ver explosiones a unos 40-45 kilómetros”, explica.

Los rusos se acercan “pero nuestro ejército intenta mantener posiciones ahora”, añade.

En los últimos meses, las autoridades y el ejército han contribuido a reforzar las defensas y Kramatorsk está “más o menos” preparado, estima el alcalde.

“Esperamos un milagro, esperamos la paz, que esta guerra fratricida se termine pronto”, desea Valentina, de 57 años, que vende pan y queso en el mercado cubierto de la ciudad.

“Hasta ahora, todo va bien aquí, pero es muy duro psicológicamente cuando vemos en la televisión lo que ocurre en otras ciudades”, explica Svitlana, carnicera de 48 años en el mismo mercado.

La ciudad dispone todavía de agua y electricidad, a pesar de algunos cortes ocasionales.

“La única cosa de la que no disponemos en la región de Donetsk es gas, debido a las canalizaciones rotas procedentes de las regiones de Járkov y Lugansk”, dos zonas castigadas por la guerra, dice Gonsharenko.

Alrededor de un 30% de los habitantes, alrededor de 60,000 personas, siguen en la ciudad y los datos telefónicos muestran que unas 10,000 personas que habían marchado al principio han vuelto recientemente, explica.