El embargo europeo al petróleo ruso que va a aplicarse a partir de los próximos meses reducirá el crecimiento de la zona euro en “algo más de medio punto” en el 2023, señaló la economista jefe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), Laurence Boone.
Además, tendrá un efecto adicional sobre la inflación, que subirá 1.25 puntos más si se compara con la que habría el año próximo, si no se hubiera decidido aplicar esa medida de prohibir las importaciones del crudo ruso, explicó Boone durante la presentación del informe semestral de Perspectivas de la OCDE.
La razón está en el precio del petróleo, que de acuerdo con los cálculos de la organización se situará de media en OCDE 123 por barril en el 2023 en razón del embargo, frente a los US$ 107 sin esas sanciones.
Boone reponsabilizó de la previsible subida del petróleo a los países productores, en particular a los Estados del Golfo Pérsico miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) que disponen de capacidades excedentarias suficientes para sacar al mercado incluso más barriles de los que la Unión Europea (UE) compraba a Rusia (cerca de 3.5 millones diarios).
“Hay bastante petróleo en el mundo actualmente que no está siendo utilizado pero disponible, sobre todo en los países del Golfo, para compensar totalmente el embargo sobre el petróleo ruso. Es decir que no tendría por qué producirse esa subida del barril si los Estados del Golfo lo liberan, si la OPEP libera ese petróleo”, recalcó.
“Todos estamos pagando el precio de la agresión rusa de Ucrania” que supone “un gran choque para la economía mundial”, indicó Boone antes de insistir en que hay que conseguir que “el precio de la guerra sea lo más bajo posible para la gente”, sobre todo para los más vulnerables, con ayudas que tendrán que ser selectivas y temporales.
Impacto en la economía
La OCDE ha reducido sustancialmente, a causa de la invasión rusa de Ucrania, las previsiones para la economía mundial, que crecerá un 3% este año en lugar del 4.5% que auguraba en su anterior informe de comienzos de diciembre. La corrección es particularmente fuerte en los países europeos, que eran fuertemente dependientes de las importaciones de gas, petróleo y carbón rusos.
En cualquier caso, el secretario general de la organización, Mathias Cormann, puntualizó que no prevén una recesión ni en el mundo ni en Europa, aunque reconoció que hay una serie de riesgos a la baja que podrían afectar a sus prospectivas, sobre todo por una inflación de la energía que podría ser mayor de lo anticipado.
Cormann justificó las sanciones internacionales, que “son la consecuencia directa de la agresión ilegal de Rusia a Ucrania. Lo que estamos viendo es que las sanciones están siendo efectivas, están funcionando. Una de las sanciones que está teniendo más impacto es que el banco central (ruso) no tiene acceso a sus reservas”.
Hizo hincapié en que Rusia está recibiendo menos demanda para su petróleo y que su producción. También en que si el embargo del crudo ruso fuera total por parte de los países de G7 y de la UE, eso reduciría los ingresos de Rusia anualmente en una horquilla de entre US$ 51,000 millones (el 42% de sus ingresos petroleros totales) y US$ 67,000 millones (el 50%).
Pero más allá del impacto para la economía rusa, que debería sufrir este año una recesión de 10%, según la OCDE, Cormann subrayó que “esta guerra es un desastre humanitario. Cerca de siete millones de personas han salido de Ucrania desde el comienzo de la guerra, y ha habido ocho millones de desplazados en el interior del país”.
A nivel mundial, señaló que “a comienzos de año, la recuperación estaba bien asentada. La inflación estaba subiendo, pero debía ser algo temporal”.
Sin embargo, “con la guerra, el crecimiento económico será más bajo y la inflación más elevada más tiempo. Tanto la inversión privada como la confianza de los consumidores se han visto afectado como también las cadenas de aprovisionamiento”, resumió Cormann.