Primero volcó cientos de improperios contra congresistas, luego vino una avalancha verborrágica contra los gobernadores: el presidente argentino Javier Milei utiliza las redes sociales como tribuna de su “revolución” y vía de escape de sus estados de ánimo.
Con reposteos o “me gusta”, el mandatario ultraliberal se expresa en las redes a través de terceros, en su mayoría usuarios que forman parte de un ecosistema digital afín a su gobierno. Así, amplifica elogios, devela y reproduce anuncios y dirige ataques a sus adversarios.
El volumen es frenético. Por ejemplo, desde su asunción el 10 de diciembre hasta el 10 de febrero, Milei dio unos 14,000 “me gusta” e hizo 4,364 publicaciones, de las que solo 111 fueron propias y el resto retuits, según un relevamiento del diario La Nación.
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“Básicamente, las redes sociales las uso en el desayuno, en el momento del almuerzo y a la noche”, contó Milei en una entrevista al canal LN+, y agregó: “En los viajes me pongo un poco más intenso”.
Lo dijo desde Washington, luego de participar en el cónclave conservador CPAC el 24 de febrero. De acuerdo a un estudio de AFP, en los cuatro días que duró el viaje, Milei dio “me gusta” a unas 2,300 publicaciones y reprodujo más de 1,100 posteos --entre ellos, su encuentro con el expresidente Donald Trump, que retuiteó más de 100 veces.
Para Ernesto Calvo, politólogo argentino radicado en Washington, la estrategia digital de Milei “toma una página del libreto” de Trump, aunque consideró que la comunicación del argentino es “más errática que la que se vio en Estados Unidos”.
Milei afirma que él maneja su X, pero este especialista en redes sociales pone esto en duda debido al excesivo “nivel de actividad”.
La semana pasada, el presidente publicó en Instagram una foto hecha con inteligencia artificial que mostraba a la Estatua de la Libertad con su cara, una más de muchas imágenes retocadas de su persona que circulan en sus redes desde la campaña presidencial.
“Perfil del troll influencer”
“Milei encarna el perfil del troll influencer en sintonía con la cultura digital actual”, sostiene el sociólogo Silvio Waisbord en un ensayo publicado este mes en la revista Anfibia.
“Los trolls humillan a otros, adversarios y cualquiera que se cruce. Son provocadores que disfrutan insultar y menospreciar. Trafican en ironías y sarcasmo que reflejan sentirse superior a sus blancos”, añadió.
Cuando su paquete de reformas fracasó en el Congreso el 7 de febrero, Milei publicó listas de los diputados que votaron en contra, con sus nombres y fotos, los trató de “delincuentes” y calificó al Parlamento de “nido de ratas”.
Luego dio “me gusta” a publicaciones que exigían la renuncia de dos funcionarios señalados como “traidores”. La salida de ambos fue confirmada horas después.
Uno de los enfrentamientos más recientes del presidente en X fue con el gobernador de la provincia de Chubut (sur), Ignacio Torres, que amenazó temporalmente con cortar el suministro de petróleo si el gobierno nacional no desembolsaba un fondo que había retenido.
Milei compartió entonces un meme de una escena de una película pornográfica que mostraba una joven con la cara de Torres y a cuatro hombres musculosos a sus espaldas con las caras de periodistas afines al gobierno.
La segunda publicación, a la que le dio “me gusta”, y que luego fue eliminada de X, mostraba una imagen editada del gobernador con los rasgos de una persona con síndrome de Down.
La Asociación Síndrome de Down de Argentina (ASDRA) manifestó su rechazo en un comunicado en el cual recordó que el presidente ya había usado anteriormente la palabra “mogólico” como insulto.
Amnistía Internacional Argentina también repudió ambos posteos: “Un presidente no puede avalar discursos violentos y prácticas criminales”, escribió la oenegé.
“No la ven”
La expresión “no la ven” es un lema surgido en las redes sociales que los seguidores de Milei instalaron en el discurso público. Refiere a aquellos que, desde la oposición, no entienden o no valoran el rumbo tomado por el gobierno.
“Los kirchneristas siguen sin verla”, afirmaba una publicación replicada por Milei en X la semana pasada, que destacaba una encuesta sobre su imagen positiva.
Tanto los autoelogios a su gestión, que lo ponderan como “el mejor presidente de la historia”, como los ataques a opositores se reproducen en un contexto de aumento de la conflictividad social.
Se trata de reacciones al plan económico que Milei denominó “motosierra y licuadora”: una búsqueda de recortar el déficit fiscal con una drástica reducción del gasto público y una licuación de los sueldos y las jubilaciones motorizada por la inflación de más de 250% interanual en enero.
“La pregunta es si puede gobernar con ese discurso tan violento en contra de la política”, indicó a la AFP Ernesto Calvo.
Una encuesta de la consultora Aresco difundida por Milei en sus redes le da un 56% de imagen positiva, el mismo número que obtuvo en el balotaje. Otro estudio de la consultora Opinaia indica que la imagen del presidente cayó siete puntos entre diciembre y febrero, de 59% a 52%.
Para Calvo, “si baja su popularidad, si su posición política es más débil, si en algún momento necesita a alguno de esos actores o si estos actores eventualmente ven sangre en el agua, que esto va a pasar, en ese momento el costo político se magnifica enormemente”.
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