Los astrónomos la comparan con la Estrella de la Muerte de la Guerra de las Galaxias, pero Mimas, una pequeña luna de Saturno, alberga bajo su superficie helada un improbable océano líquido propicio para el surgimiento de la vida, según un estudio publicado el miércoles.
Mimas se une así a la familia de las raras lunas del sistema solar que albergan agua líquida bajo su capa de hielo: Europa y Ganímedes (alrededor de Júpiter), Encélado y Titán (alrededor de Saturno).
“Si hay algún lugar en el universo donde no esperábamos encontrar condiciones favorables para la vida, ese lugar es Mimas”, explicó Valéry Lainey, autor principal del estudio publicado en Nature, en conferencia de prensa.
El satélite del planeta de los anillos, descubierto en 1789 por el astrónomo William Herschel, no tenía “en absoluto la apariencia adecuada”, según este astrónomo del IMCCE (Instituto de Mecánica Celeste y Cálculo de Efemérides) del Observatorio de París-PSL.
El cuerpo celeste, con solo 400 kilómetros de diámetro, era apodado “la luna de la muerte” porque parecía frío, inerte y, por lo tanto, inhabitado.
Esto se debía a su superficie llena de cráteres, incluido uno inmenso que le daba un aire similar a la Estrella de la Muerte, la estación del Imperio en la saga de la Guerra de las Galaxias.
Su cáscara de hielo parecía estar congelada, sin rastro de actividad geológica interna que pudiera modificarla. En cambio, la superficie lisa de su hermana mayor, Encélado, se remodela regularmente gracias a la actividad de su océano interno y sus géiseres.
Sin embargo, los científicos tenían la intuición de que “algo estaba sucediendo dentro” de Mimas, contó Valéry Lainey. Estudiaron la rotación del satélite sobre sí mismo y sus pequeñas oscilaciones, llamadas libraciones, que pueden variar según la estructura interna del astro.
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Un océano joven
Sus primeros trabajos, publicados en 2014, fracasaron en demostrar la existencia de un océano líquido. La mayoría de los científicos tendían a creer en la existencia de un núcleo rocoso.
“Podríamos haber dejado las cosas así, pero nos sentíamos frustrados”, dijo Valéry Lainey.
Su equipo recopiló docenas de imágenes tomadas por la sonda Cassini de la NASA (2004-2017) para ampliar su investigación a todo el sistema de Saturno y a 19 de sus lunas.
Estos datos permitieron analizar el movimiento orbital de Mimas alrededor de Saturno y cómo afecta a sus libraciones. La detección de variaciones ínfimas en estas libraciones, del orden de cientos de metros, delató la presencia de un océano líquido bajo toda la superficie.
“Es la única conclusión viable”, destacaron Matija Cuk, del Instituto SETI de búsqueda de inteligencia extraterrestre (California), y Alyssa Rose Rhoden, del Instituto de Investigación del Sudoeste en Boulder (Colorado), en un comentario adjunto a los trabajos de Nature.
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El océano se mueve bajo una capa de hielo de 20 a 30 kilómetros de espesor, comparable a la de Encélado, describe el estudio. Surgió bajo la influencia de la gravedad de otras lunas de Saturno: son “efectos de marea” que sacuden el astro y generan calor, impidiendo que su océano se congele.
Los cálculos sugieren un mar formado recientemente, hace solo entre 5 y 15 millones de años, lo que explicaría por qué aún no se ha detectado ningún signo geológico de su existencia en la superficie.
La luna “reúne todas las condiciones para la habitabilidad: agua líquida, mantenida por una fuente de calor, en contacto con roca, lo que favorece que se desarrollen los intercambios químicos” indispensables para la vida, resumió Nicolas Rambaux del IMCCE, uno de los autores.
¿Puede Mimas albergar formas de vida primitiva, como bacterias o arqueas? “La cuestión será abordada en las próximas misiones espaciales en las décadas venideras”, anticipó Valéry Lainey.
“Una cosa es segura: si buscas las condiciones más recientes de habitabilidad en el sistema solar, es a Mimas adonde debes dirigir tu mirada”, concluyó el astrónomo.
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