Los gobernantes del Mercosur se reúnen el lunes y martes en la argentina Puerto Iguazú, sin un proyecto detallado para responder a las exigencias ambientales de la Unión Europea en las negociaciones por un acuerdo de libre comercio, mientras crecen las insatisfacciones de Uruguay con el bloque suramericano.
La cumbre, con las imponentes Cataratas de Iguazú de fondo, dará cita al mandatario argentino Alberto Fernández, y sus pares de Uruguay, Luis Lacalle Pou; Paraguay, Mario Abdo, y el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, quien recibirá la presidencia pro tempore del bloque hasta fin de año.
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Pero fuera de las decisiones de los jefes de Estado estará uno de los asuntos más importantes de la agenda del Mercosur, que comprende el 62% de la población suramericana y el 67% de su PIB.
Del encuentro no saldrá una respuesta detallada a las nuevas exigencias ambientales europeas, que desde que se filtraron en marzo han creado una nube de desconfianza mutua y ponen en duda cualquier finalización del acuerdo Mercosur-UE alcanzado en 2019.
“Estamos muy cerca de presentar nuestras evaluaciones a los socios del Mercosur”, dijo Mauricio Carvalho, secretario de Asuntos Económicos y Financieros de la cancillería brasileña. Se da por sentado que no alcanzará el tiempo para lograr una conclusión en Puerto Iguazú.
Lula ha liderado las críticas al bloque europeo de 27 países por formular una serie de exigencias ambientales adicionales relativas al sector agropecuario, principalmente de cumplimiento de varios compromisos del Acuerdo del Clima de París de 2015.
“No es posible tener una asociación estratégica y que haya una carta adicional amenazando a un socio estratégico”, dijo el mandatario brasileño durante un foro en París consagrado a la financiación de la lucha contra el cambio climático. En la audiencia estaban entre otros el mandatario francés, Emmanuel Macron, y el jefe del gobierno alemán, Olaf Scholz.
Frentes abiertos
Luego de más de 20 años de duras negociaciones, la UE y el Mercosur alcanzaron un acuerdo de libre comercio en 2019, que permaneció paralizado por resistencias de los sectores agrícolas de algunos países europeos.
La embestida de Lula contra las nuevas demandas europeas parece opacar el optimismo de la UE por una conclusión del pacto este año, expresado por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en su gira este mes por América Latina, que incluyó Buenos Aires y Brasilia.
El jefe de la diplomacia de la UE, Josep Borrell, reconoció esta semana que el nuevo documento “no ha sido bien recibido” por los países suramericanos y afirmó que Europa espera todavía una “respuesta concreta” a sus pedidos.
De su lado, Lula abrió otro frente asegurando que Brasil “no cederá” en proteger a su industria local en el capítulo de compras gubernamentales.
Sin embargo, su gobierno persiste en mantener las negociaciones. La mayor economía latinoamericana quiere llegar a un “buen resultado equilibrado y adecuado para las dos partes”, aseguró Carvalho.
Para Bruno Binetti, experto en asuntos internacionales del Diálogo Interamericano en Washington, “lo máximo” que puede salir de la cumbre es “una agenda concreta ante la UE”, con “exigencias”.
“Pero no creo que estemos en esa etapa”, dijo a la AFP.
Molestia de Uruguay
El Mercosur, fundado en 1991, llega a la cumbre en medio de un nuevo capítulo de las tensiones causadas por las asimetrías entre los socios.
Uruguay, la economía más pequeña junto a Paraguay, exhibe una creciente incomodidad dentro del bloque.
El gobierno del centroderechista Luis Lacalle Pou busca avanzar hacia un TLC con China y solicitó la adhesión al Acuerdo Transpacífico sin la anuencia de los demás socios.
El canciller Francisco Bustillo planteó este mes que es necesario “cambiar el estatus” de Uruguay en el Mercosur, argumentando que “no hay interés de Brasil, de Argentina, ni de Paraguay en terminar de profundizar y avanzar en el esquema de integración”.
Luego de Puerto Iguazú, los suramericanos tendrán otra cita con los europeos. La UE y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), realizan una cumbre del 17 al 18 de julio en Bruselas, la primera en ocho años.
Fuente: AFP