La desaceleración se dio luego de que la ciudad más grande de China, Shanghái, estuviera confinada durante dos meses para contener un brote de COVID-19, lo que afectó las cadenas de suministros y provocó el cierre de fábricas. Photographer: Qilai Shen/Bloomberg
La desaceleración se dio luego de que la ciudad más grande de China, Shanghái, estuviera confinada durante dos meses para contener un brote de COVID-19, lo que afectó las cadenas de suministros y provocó el cierre de fábricas. Photographer: Qilai Shen/Bloomberg

La economía china sufrió un fuerte frenazo en el segundo trimestre del 2022, al punto de registrar su peor desempeño desde el 2020, a raíz de las restricciones sanitarias por el COVID-19 y la crisis que afecta al sector inmobiliario.

La segunda economía más grande del mundo tuvo un crecimiento interanual de 0.4% entre abril y junio, tras haber registrado 4.8% en el primer trimestre, según cifras oficiales divulgadas el viernes por la Oficina Nacional de Estadística (ONE).

Se trata de la cifra más baja desde el primer trimestre del 2020, cuando el COVID-19 paralizó la actividad en China provocando una caída de 6.8% del Producto Bruto Interno (PBI).

La desaceleración se dio luego de que la ciudad más grande de China, Shanghái, estuviera confinada durante dos meses para contener un brote de COVID-19, lo que afectó las cadenas de suministros y provocó el cierre de fábricas.

Pekín ha insistido en mantener su política de cero COVID, cuyo objetivo es erradicar los brotes del virus mediante cuarentenas y pruebas masivas, lo cual ha afectado duramente a la economía.

Internamente persiste el impacto de la pandemia”, dijo la ONE el viernes en un comunicado, señalando la baja en la demanda y la interrupción en los suministros.

El riesgo de estanflación en la economía mundial también está aumentando”, añadió en la declaración, que indicó que las incertidumbres externas son cada vez mayores.

China ha registrado solo una contracción económica en las últimas décadas, y analistas esperan que, con las últimas cifras, el crecimiento para este año será de alrededor de 4%, por debajo de las previsiones iniciales.

“Un shock”

Si los mercados esperaban un repliegue, su alcance es “un shock”, indicó el economista Rajiv Biswas, del gabinete S&P Global Market Intelligence.

Shanghái sufrió una caída estrepitosa en el segundo trimestre, ya que su PBI se contrajo 13.7% interanual.

Con este contexto, es “difícil de creer” en un crecimiento positivo a nivel nacional durante este periodo, según Julian Evans-Pritchard, economista del gabinete Capital Economics.

El rebrote epidémico se sumó a las dificultades que ya experimentaba la economía china: consumo débil, presión del gobierno contra varios sectores dinámicos como el tecnológico, incertidumbres vinculadas a la guerra en Ucrania y una crisis del inmobiliario.

En junio, los precios de las viviendas nuevas volvieron a retroceder (-0.5% interanual), según la ONE.

Se trata del segundo mes de caída de este índice que toma en cuenta la media de los precios en 70 ciudades de China.

Por otra parte, “un creciente número de compradores dejan de reembolsar sus pagos mensuales a raíz de la desaceleración económica y retrasos” de los promotores inmobiliarios en el avance de las obras o la entrega de llaves, subrayó la economista Betty Wang, del banco ANZ.

Este aspecto de la crisis inmobiliaria es “preocupante” porque amenaza el sistema financiero, advirtió el economista Zhiwei Zhang, del gabinete Pinpoint Asset Management.

En cuanto al desempleo, la tasa fue de 5.5% en junio contra 5.9% en mayo. Sin embargo, aumentó con fuerza entre los más jóvenes, la franja de 16-24 años (19.3%).

China se fijó como objetivo para este año un alza del PBI de “cerca de 5.5%”, pero muchos economistas dudan de que sea alcanzado.

Esta cifra de crecimiento sería la más baja para China desde inicios de los años 1990, con excepción del periodo COVID.