El compromiso de la Reserva Federal (Fed) de controlar una inflación que marcha en sus máximos en 40 años es “incondicional”, pero también viene con el riesgo de un mayor desempleo, declaró el jefe del banco central, Jerome Powell.
“Es incondicional”, dijo a la Comisión de Servicios Financieros de la Cámara de Representantes cuando se le preguntó sobre el compromiso de la Fed para combatir la inflación que, según la medida preferida del banco central, triplica su objetivo de 2%.
“Realmente necesitamos restablecer la estabilidad de precios... porque sin eso no podremos tener un período sostenido de máximo empleo donde los beneficios se distribuyan ampliamente. Es algo que tenemos que hacer, debemos hacer”, señaló.
El testimonio de Powell marcó el segundo día consecutivo en el que legisladores del Congreso lo interrogaron sobre el esfuerzo de la Fed para controlar la inflación, que está impulsando los temores sobre una aguda desaceleración económica o recesión y un fuerte aumento del desempleo.
El miércoles, Powell le dijo a la Comisión de Banca del Senado que la Fed no estaba tratando de provocar una recesión, aunque “ciertamente era una posibilidad” con los eventos globales recientes fuera de su control, lo que hace que sea más difícil controlar las presiones de los precios sin inducir una caída de la actividad.
Al ser interrogado por miembros del panel de la Cámara baja el jueves, Powell afirmó que existía el riesgo de que las acciones de la Fed pudieran conducir a un aumento del desempleo. La tasa de desempleo del país se situó en 3.6% en mayo.
“No tenemos herramientas de precisión”, aseguró, “por lo que existe el riesgo de que el desempleo suba, desde lo que históricamente un nivel bajo. Un mercado laboral con 4.1% o 4.3% de desempleo sigue siendo un mercado laboral muy fuerte”.
Sin embargo, al mismo tiempo, Powell afirmó que espera que el crecimiento económico se recupere en la segunda mitad del año después de un lento comienzo en el 2022.
Las presiones sobre los precios han seguido aumentando durante meses, lo que obligó a la Fed a intensificar el endurecimiento de las condiciones financieras en un intento por enfriar la demanda, mientras se espera que algunos problemas de la cadena de suministro comience a resolverse en los próximos meses.
La semana pasada, la Fed subió su tasa de interés de referencia a un día en tres cuartos de punto porcentual, su mayor alza desde 1994, a un rango de 1.50% a 1.75%, y señaló que el costo del crédito llegaría a 3.4% a fines de este año.
Powell también dijo que es muy probable que el banco central necesite aumentar las tasas en 50 o 75 puntos básicos en su próxima reunión en julio, y otras autoridades de la Fed se alinearon desde entonces para respaldar la nueva postura agresiva de llevar las tasas a un territorio ligeramente restrictivo en el corto plazo.
Economistas encuestados por Reuters esta semana pronosticaron que la Fed ofrecería otro aumento de la tasa de 75 puntos básicos en julio, seguido de un alza de medio punto porcentual en septiembre, sin volver a los movimientos de un cuarto de punto porcentual hasta noviembre en la estimación más cercana.
Ya hay algunos signos tentativos de debilitamiento de un mercado laboral aún al rojo vivo, con solicitudes de beneficios de desempleo estables desde que cayeron a un mínimo de más de 53 años en marzo.