
Estados Unidos malgastó unos US$ 24,000 millones al financiar su guerra contra Afganistán, de acuerdo con el Inspector Especial General para la Reconstrucción de Afganistán (SIGAR), frente que fiscalizó por casi dos décadas el conflicto bélico en el corazón de Asia.
Este organismo de Washington en terreno afgano confirmó que el setiembre cesará sus operaciones, y concluyó que pese al enorme costo de vidas y dinero, “el esfuerzo no tuvo éxito en su objetivo a largo plazo de crear una nación libre y democrática que ya no albergara terroristas”.
El reporte de SIGAR reveló 1,319 casos de fraude, despilfarro y abuso. Sus auditorías permitieron ahorrar US$ 4,390 millones al contribuyente.
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Entre los principales yerros de la incursión de Estados Unidos en Afganistán, están los “soldados fantasmas”: un fraude sistémico en el que militares afganos ponían en sus nóminas a miles de soldados que no existían para obtener sus salarios, financiados por Washington.

También la corrupción lastró el plan bélico, por lo que Estados Unidos tuvo que tolerar para no afectar sus planes políticos en el corto plazo.
Por ejemplo, se encontraron unas instalaciones para la Policía de Fronteras afgana —por US$ 26 millones— que al final fungieron más como “gallineros”.
El Departamento de Estado reconoció ante SIGAR que no podía obtener información sobre ciertos programas porque “el personal responsable ya no está empleado“.
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Tras la retirada de las tropas norteamericanas de Afganistán, en 2021, la Casa Blanca desembolsó US$ 4,000 millones a través de la ONU y el Banco Mundial para ayudar a la población sin legitimar al régimen de los talibanes.
Sin embargo, con la llegada de Donald Trump a su segundo mandato presidencial, se anunció el corte de la ayuda económica. El futuro ahora “dependerá del pueblo afgano”, según SIGAR.
Con información de EFE.








