Estados Unidos comenzó el viernes a dar marcha atrás a una de las políticas migratorias más estrictas del expresidente Donald Trump, permitiendo la entrada de los primeros miles de solicitantes de asilo que se han visto obligados a esperar en México a que sus casos sean atendidos.
El presidente Joe Biden se comprometió durante su campaña a rescindir inmediatamente la política de Trump, conocida como Protocolos de Protección al Migrante (MPP).
En virtud de este programa, se denegó la entrada a más de 65,000 solicitantes de asilo no mexicanos y se les devolvió al otro lado de la frontera a la espera de las audiencias judiciales. La mayoría regresó a su país, pero algunos se quedaron en México en condiciones a veces miserables o peligrosas, expuestos a secuestros y violencia.
Ahora se les permitirá entrar en Estados Unidos a la espera de que sus solicitudes sean atendidas en los tribunales de inmigración. El esfuerzo comenzará lentamente, con un número limitado de personas admitidas el viernes en el puerto de entrada de San Ysidro, California.
Se ampliará a otros dos puertos de entrada en Texas, incluido uno cerca de un campamento de migrantes en Matamoros, México, en la próxima semana, según una portavoz del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos.
El gobierno de Biden estima que sólo 25,000 personas de las más de 65,000 inscritas en el MPP tienen casos judiciales de inmigración activos y está previsto que se comience a procesar ese grupo el viernes. Pero ha advertido que los esfuerzos llevarán tiempo.
Las nuevas autoridades están actuando con cautela, temerosas de que el cambio de política pueda alentar a más migrantes a dirigirse a la frontera entre Estados Unidos y México. Afirman que cualquier persona que intente entrar y no sea parte del programa MPP será expulsada inmediatamente.