Las confusas recomendaciones coinciden con un vertiginoso ascenso de contagios de COVID-19 en Estados Unidos, donde la variante ómicron, más contagiosa que las anteriores, supone ya el 98% de los casos. (Foto: EFE)
Las confusas recomendaciones coinciden con un vertiginoso ascenso de contagios de COVID-19 en Estados Unidos, donde la variante ómicron, más contagiosa que las anteriores, supone ya el 98% de los casos. (Foto: EFE)

Mientras afronta una ola récord de contagios y hospitalizaciones por la variante ómicron del coronavirus, las autoridades sanitarias del país se encuentran en el punto de mira por la confusión en torno a los días de aislamiento y el uso de mascarillas.

Los mensajes contradictorios se repitieron este miércoles en la rueda de prensa semanal de la Casa Blanca sobre el donde el equipo del presidente, , no supo aclarar qué tipo de mascarilla hay que usar frente a la nueva variante.

La directora de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC, en inglés), Rochelle Walensky, negó que su organismo esté estudiando recomendar a los estadounidenses el uso de cubrebocas de “mayor calidad” y sentenció que “cualquier mascarilla es mejor que ninguna”.

Pero en la misma comparecencia, Jeff Zients, coordinador del equipo de respuesta del Gobierno a la pandemia, afirmó que la Casa Blanca “está considerando seriamente” facilitar el acceso a mascarillas de mayor protección, como las KN95 o N95, que las de tela.

“Seguiremos los consejos de la ciencia, y los CDC lideran en este asunto, pero es un tema que estamos explorando activamente”, aseguró Zients.

Walensky acabó admitiendo que los CDC actualizarán su página web para ayudar a los estadounidenses a elegir mascarilla y a usarla correctamente.

En el ojo del huracán

La directora de los CDC, una reconocida científica que dirige esta prestigiosa institución desde el inicio de la Administración de Biden, ha estado en el ojo del huracán durante las últimas dos semanas por sus mensajes y recomendaciones.

A finales de diciembre recomendó a las personas contagiadas con ómicron y sin síntomas levantar su cuarentena a los cinco días sin necesidad de una prueba negativa, una decisión motivada por la falta de personal que los aislamientos generaron en varios sectores, incluidos los hospitales.

Tras ello, la Asociación Médica Estadounidense levantó el grito en el cielo, porque “cientos de miles de personas podrían regresar al trabajo y la escuela, y seguir contagiando si siguen la nueva guía de los CDC”.

El pasado viernes, Walensky ofreció una inédita rueda de prensa telefónica, la primera desde que está en el cargo, para defenderse de las críticas.

En esa llamada aclaró respecto al aislamiento que el inicio de los síntomas debe contarse como día cero y que el confinamiento puede levantarse en el sexto día si se es asintomático y siempre usando mascarilla.

El de la mascarilla es un asunto que la persigue desde mucho antes, concretamente mayo, cuando los CDC anunciaron que no era necesario el cubrebocas para los completamente vacunados, una recomendación que luego modificaron.

Todos van a tener el virus

Las confusas recomendaciones coinciden con un vertiginoso ascenso de contagios de COVID-19 en Estados Unidos, donde la variante ómicron, más contagiosa que las anteriores, supone ya el 98% de los casos.

El país, que el 3 de enero superó por primera vez el millón de casos nuevos confirmados, batió el martes un nuevo récord de ingresos hospitalarios por COVID-19, con más de 145,000 personas en centros sanitarios.

Ante esta situación, el principal epidemiólogo del Gobierno, Anthony Fauci, dio por hecho este miércoles que casi “todo el mundo” contraerá el coronavirus tarde y temprano, si bien defendió la eficacia de las vacunas para evitar que la enfermedad sea grave.

“Prácticamente todo el mundo terminará expuesto y probablemente se infectará, pero si está vacunado y recibe refuerzos, las posibilidades de que se enferme son muy, muy bajas”, dijo Fauci durante la rueda de prensa.

Fauci insistió en que el COVID-19 “no se puede erradicar”, aunque defendió que finalmente será controlada.

Según los CDC, las vacunas han permitido que el riesgo de hospitalización con la variante ómicron se haya reducido un 53% respecto a la delta, mientras que el de acabar en una unidad de cuidados intensivos ha bajado un 74% y el de muerte, un 91%.