Shelli espera volver a sentir la presencia de su hija fallecida, con quien vieron juntas el eclipse total de 2017. A Jim le entusiasman estos eventos y Grover los estudia. Este lunes, cuando la Luna se interponga entre la Tierra y el Sol, todos tendrán un motivo para mirar al cielo.
Manejando hasta 20 horas por carretera e incluso cruzando el mar desde otro continente, decenas de personas se instalan con carpas y casas rodantes en el cruce del arroyo Johnson y el río Guadalupe en Ingram, una ciudad del centro sur del enorme estado de Texas en Estados Unidos.
El río baña el parque Stonehenge II, que tiene una escultura inspirada en los enormes monumentos de piedra construidos al final del período neolítico en Reino Unido. También hay réplicas de moais, aquellas enormes cabezas de Isla de Pascua, lo que le da cierta mística al lugar.
En esta parte del sur estadounidense se espera que el eclipse solar sea total y el día se vuelva noche por más de 4 minutos, a las 13H32 locales.
Los eclipses totales ocurren cuando la Luna se sitúa exactamente entre la Tierra y el Sol, bloqueando temporalmente la luz del gran astro, en pleno día.
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Hay pronósticos de cielo nublado, alerta de tormenta y el gobierno de Texas prepara sus equipos de emergencia. Pero nada desanima a los visitantes, que arman sus tiendas de campaña y cruzan los dedos para que el viento sople a favor. Algunos traen telescopios y cámaras con largos lentes.
“Hay un dicho en Texas: Si no te gusta el clima, espera 5 minutos”, asegura Jennyth Peterson, organizadora de eventos de Hill Country Arts Foundation, que administra el parque, y que confía en lo cambiante que suelen ser los pronósticos del tiempo en esta región.
Shelli Ezell, de 44 años, cuenta que manejaron desde el estado de Alabama. Entusiasta de los eclipses, lleva unos aretes en forma de soles con un centro negro, tal como el venidero fenómeno, y tiene las uñas pintadas con motivos estelares.
Es madre de un hijo de 10 años y una hija de 15. Antes también estaba con ellos su hija Mary Elizabeth, quien falleció de cáncer a los 12 años.
En 2017, dice, hicieron con “Marybeth” su primer “viaje de chicas” para ver un eclipse solar en Idaho. “Fue un momento maravilloso que guardo aquí en mi corazón”, recuerda.
“Voy a disfrutar el día, simplemente estar aquí y experimentar la totalidad [del eclipse], cuando realmente tienes esa sensación de lo pequeño que eres en comparación con lo grande que es el universo. Y en ese momento creo que también me sentiré más cerca de mi hija”, reflexiona.
Su tercer eclipse
Se esperan unas 2,500 personas en el parque Stonehenge II a la hora del eclipse, solo una pequeña parte de las millones de personas que serán testigos de este fenómeno en América del Norte.
En el parque, también se han instalado negocios de comida, entre ellos sándwiches de brisket, popular barbacoa texana hecha del pecho de la res.
“Es un gran lugar. Disfrutaremos juntos del eclipse y haremos una buena barbacoa”, dice Amber Noah, propietaria de uno de los negocios en el lugar.
Jim Saltigerald, de 62 años, su esposa y sus dos hijos llevan camisetas para la ocasión que ellos mismos prepararon. “Paint it black [Píntalo de negro]”, dice la suya.
Disfruta de la sensación de cómo todo se vuelve repentinamente de noche, la gente enciende las luces de sus casas y los pájaros desaparecen.
Viajó hasta Inglaterra, de donde es su esposa, para ver un eclipse total en 1999. También estuvo en Idaho para observar el de 2017 y ahora están en Texas.
“Es un gran tipo de evento, de reunión familiar. Una vez en la vida (...) bueno, tres veces en la nuestra en ese sentido”, explica.
Para el profesor Grover Swartzlander, además de lo “histórico”, este evento tiene un significado profesional.
“Soy físico en el Instituto de Tecnología de Rochester. Recibo financiación de la NASA. Uno de nuestros proyectos es colocar una constelación de lo que se llaman velas solares alrededor del sol. Así podremos comprender mejor la dinámica del sol”, dice.
“En el eclipse veremos la corona. Eso tiene una señal muy fuerte de lo que está haciendo el sol (...) Realmente me da mucha inspiración para avanzar en mi misión”, agrega, mientras se saca una foto al pie de la réplica de un moai.
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