La Corte Suprema de Estados Unidos, de mayoría conservadora tras la presidencia de Donald Trump, propinó el mayor revés al derecho al aborto en 50 años, al negarse a bloquear una ley de Texas que prohíbe la interrupción del embarazo después de seis semanas.
Los opositores al aborto celebraban el jueves, en tanto el presidente Joe Biden arremetió contra la Corte y los grupos en favor del aborto prometían seguir luchando contra la llamada “Ley de Texas de los latidos del corazón”.
La normativa, en vigor desde el 1 de septiembre, prohíbe el aborto desde el momento en que se pueden detectar latidos del embrión, lo cual generalmente ocurre a las seis semanas, antes de que muchas mujeres sepan que están embarazadas. Y no hace excepciones por violación o incesto.
“¡Es “una victoria rotunda para los provida!”, tuiteó Dan Patrick, el vicegobernador republicano de Texas, el segundo estado más poblado de Estados Unidos.
El grupo antiaborto “Texas Right to Life” festejó el golpe al “fallo injusto de Roe v. Wade”, el histórico caso de la Corte Suprema de 1973 que consagró legalmente el derecho al aborto en Estados Unidos.
Biden denunció el fallo 5-4 del máximo tribunal como “un asalto sin precedentes a los derechos constitucionales de la mujer” que “insulta el Estado de derecho”.
Apuntó en particular contra una disposición de la ley aprobada por los legisladores republicanos en Texas, que permite a cualquier persona demandar a los médicos que realizan abortos después de seis semanas o a quien facilite el procedimiento.
Esto “desata un caos inconstitucional”, dijo Biden.
“Desconocidos ahora tendrán el poder de meterse en las decisiones de salud más privadas y personales que enfrentan las mujeres”, deploró.
La vicepresidenta Kamala Harris anunció que el gobierno hará todo para impedir el regreso a los “abortos clandestinos”.
“Usaremos todas las palancas de nuestra administración para defender el derecho al aborto seguro y legal, y para fortalecer ese derecho”, aseveró.
“Decisión cobarde”
Nancy Pelosi, la presidenta demócrata de la Cámara de Representantes, fustigó una “decisión cobarde” de una Corte Suprema “radicalmente partidista”, y dijo que el Congreso podría abordar el tema.
Cuando la Cámara baja retome las sesiones el 20 de septiembre, Pelosi dijo que pondrá a consideración una iniciativa que “consagrará como ley la atención médica reproductiva para todas las mujeres en todo Estados Unidos”.
Nancy Northup, presidenta del la organización Centro de Derechos Reproductivos, prometió “seguir luchando contra esta prohibición hasta que se restablezca el acceso al aborto en Texas”.
“En este momento, las personas que buscan un aborto en Texas están entrando en pánico; no tienen idea de dónde o cuándo podrán abortar, si es que lo harán”, dijo Northup.
Una docena de estados conservadores liderados por republicanos aprobaron leyes similares restrictivas del aborto en las primeras etapas del embarazo, pero todas fueron bloqueadas en los tribunales.
La Unión Estadounidense de Libertades Civiles (ACLU) y el Centro de Derechos Reproductivos, entre otros grupos, habían presentado una solicitud de emergencia ante la Corte Suprema el lunes, pidiéndole que impidiera que la ley de Texas entrara en vigor.
Pero el miércoles por la noche el máximo tribunal se negó a bloquear la legislación.
Los cinco jueces más conservadores de la Corte, incluidos los tres nominados por el expresidente republicano Trump, se pronunciaron a favor de mantener la ley, mientras que los otros cuatro sostuvieron que su vigencia debía posponerse en espera de un examen de fondo.
“Sin precedentes”
El presidente del tribunal, John Roberts, generalmente conservador, votó junto a los tres jueces en minoría, considerando que se debía frenar esta ley “sin precedentes”.
La jueza Sonia Sotomayor, de tendencia progresista, consideró que sus colegas magistrados habían optado por una “ley flagrantemente inconstitucional”.
Al igual que Biden, Sotomayor criticó la disposición que permite a los ciudadanos presentar demandas civiles para hacer cumplir la prohibición del aborto, recompensándolos con 10.000 dólares si el proceso judicial es exitoso.
“No puede ser que un Estado pueda evadir el escrutinio judicial federal trasladando el cumplimiento de leyes inconstitucionales a su ciudadanía”, afirmó.
Según la ACLU, cerca del 85 al 90% de las mujeres que se someten a un aborto en Texas tienen al menos seis semanas de embarazo.
La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, señaló la preocupación que otros estados conservadores pudieran intentar “imitar” la ley de Texas.
“Por eso el presidente cree que es tan urgente” actuar, dijo.
En Florida, Wilton Simpson, que encabeza el Senado estatal, declaró a la televisora WFLA TV que consideraría un proyecto de ley de aborto vinculado a los latidos del corazón en la próxima sesión legislativa.
Roe v. Wade garantizó el derecho al aborto en Estados Unidos siempre que el feto no sea viable fuera del útero, o sea entre las semanas 22 a 24 de gestación.
La Corte Suprema debe examinar en las próximas semanas una ley de Misisipi que prohíbe los abortos después de las 15 semanas de embarazo, excepto en casos de emergencia médica o una anomalía fetal grave.