El juez del histórico juicio a Donald Trump amenazó este lunes al expresidente con la cárcel en caso de que siga violando su orden que le prohíbe hablar mal de los testigos, el jurado y personal del tribunal en público.
El juez le impuso una nueva multa de US$ 1,000, que se suma a otras sanciones por 9,000 por nueve violaciones previas de la orden judicial que le prohíbe referirse a lo relacionado con el juicio en sus redes sociales.
En su decisión, el juez le advierte que debido a que ésta es la décima vez que el tribunal le ha hallado culpable de desacatar sus órdenes, “parece claro que las multas no bastarán para disuadir al acusado de violar las órdenes legales”.
“Por mucho que no quiera imponerle una sanción de cárcel... quiero que entienda que lo haré”, advirtió el juez Juan Merchan al inicio de la tercera semana de juicio al primer expresidente en la historia de Estados Unidos que se sienta en el banquillo.
En esta ocasión, a Trump se le multa por haber criticado en una entrevista la velocidad (una semana) con la que se escogió al jurado y su supuesta composición en una ciudad mayoritariamente demócrata.
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Trump, republicano de 77 años, está acusado de 34 falsificaciones de documentos comerciales para reembolsar a su entonces abogado personal Michael Cohen el pago de US$ 130,000 para comprar el silencio de la exactriz porno Stormy Daniels pocos días antes de las elecciones de 2016 que ganó contra la demócrata Hillary Clinton.
Se espera que Daniels, cuyo verdadero nombre es Stephanie Clifford, y Cohen, el exabogado de Trump que se ha convertido en enemigo jurado de su antiguo jefe, testifiquen en algún momento en la sala de audiencia del Tribunal Superior de Manhattan, donde se celebra el juicio.
A lo largo de las dos primeras semanas han desfilado por el estrado varios testigos que han dejado en evidencia los tejemanejes para tratar de ocultar las noticias potencialmente negativas para la campaña presidencial del magnate inmobiliario neoyorquino, que aspira a ganar las presidenciales de noviembre próximo.
Pero quizá uno de los más dañinos para Trump fue el testimonio de su exasesora cercana Hope Hicks, que el viernes explicó cómo tuvo que gestionar la “crisis” cuando salió a la luz una grabación en la que el magnate presumía de que alguien famoso como él podía permitirse cualquier cosa para conquistar a las mujeres, tocarles los genitales sin que se inmutaran.
“Crisis”
Hicks reconoció que estaba “un poco aturdida” por aquella grabación denominada “Access Hollywood”.
“Todos estábamos de acuerdo en que la cinta era perjudicial, era una crisis”, sostuvo Hicks, que fue una pieza clave en las etapas finales de la exitosa campaña presidencial de Trump en 2016, cuando supuestamente se realizaron los pagos a Daniels.
Según los fiscales, el pánico por la grabación desencadenó un esfuerzo de la campaña de Trump para silenciar a Daniels que amenazó con hacer pública una supuesta relación extramatrimonial que habría mantenido en 2006 con el magnate, y que este siempre ha negado.
El pago en sí no es un delito. Pero Trump está acusado de disfrazarlo como gastos legales de su abogado.
En plena campaña electoral, Trump se considera víctima de una “caza de brujas” y de una conspiración legal de los demócratas con el actual presidente Joe Biden al frente, para impedirle que realice su anhelado regreso de volver a la Casa Blanca.
Además del caso de Nueva York, Trump ha sido acusado en Washington y Georgia de conspirar para anular los resultados de las elecciones de 2020 que ganó Biden, y de llevarse a su casa de Florida documentos altamente secretos que podían comprometer la seguridad del estado al terminar su presidencia en 2021.
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