Estados Unidos evalúa constantemente la posibilidad de expandir sus controles de exportación a fin de evitar que China adquiera chips de computadora o equipos de manufactura que pueda usar para potenciar sus fuerzas armadas, declaró el lunes la secretaria de Comercio estadounidense, Gina Raimondo.
Los controles a las exportaciones fueron impuestos por primera vez en 2022 para evitar el uso de chips para fines bélicos, como el desarrollo de misiles hipersónicos o inteligencia artificial.
El año pasado, el Departamento de Comercio expandió los controles de exportación, provocando protestas del Ministerio de Comercio de China de que las restricciones violan las normas del comercio internacional y “amenazan seriamente la estabilidad de las cadenas de suministro industriales”.
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China advirtió que tomará “todas las medidas necesarias” para defender sus intereses y exhortó a Washington a levantar las restricciones lo más pronto posible.
Cuando se le preguntó si Estados Unidos piensa expandir aún más los controles a las exportaciones a China, Raimondo respondió, en conferencia de prensa en la capital filipina de Manila, que el tema está constantemente bajo evaluación.
“Revisamos el tema cada día”, declaró Raimondo. “La tecnología está cambiando más rápido que nunca, y eso significa que todos los días nos despertamos y nos preguntamos, ‘¿Estamos haciendo lo suficiente?’”
“Mi trabajo es proteger al pueblo estadounidense y asegurarme que no haya ninguna tecnología sofisticada –incluyendo semiconductores o inteligencia artificial– que China tenga y que pueda usar para mejorar sus capacidades militares”, afirmó Raimondo.
Pero Estados Unidos seguirá vendiéndole miles de millones de dólares en semiconductores a China, advirtió Raimondo.
“Quiero ser muy clara. No tenemos ningún interés en divorciar nuestras economías”, subrayó, aunque añadió: “No podemos permitir que China tenga acceso a nuestras tecnologías más avanzadas para fines militares”.
Raimondo declaró que fue despachada por el presidente Joe Biden a Manila junto con una delegación de ejecutivos de 22 compañías estadounidenses que, dijo, planean invertir alrededor de US$ 1,000 millones en las Filipinas —el más antiguo aliado por tratado que tiene Washington en Asia. Las inversiones estadounidenses incluyen capacitar a una gran cantidad de filipinos para que adquieran aptitudes tecnológicas que les ayuden a conseguir empleos bien remunerados, destacó la funcionaria.
“La alianza entre Estados Unidos y Filipinas es de acero. Se ha mantenido por 72 años y seguimos siendo estrechos amigos y socios en prosperidad”, declaró Raimondo.
La secretaria se reunió con el presidente filipino Ferdinand Marcos Jr. y él “no se puede imaginar un futuro de las Filipinas sin lazos estrechos con Estados Unidos”, dijo Raimondo.
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