La vida de la periodista y antigua abogada de derechos humanos Zhang Zhan, detenida desde hace más de un año en su país por intentar informar de los momentos iniciales de la pandemia de COVID-19 en Wuhan, corre peligro debido al grave deterioro de su salud en los últimos meses, advirtieron dos ONG.
Zhang, quien inició en junio una huelga de hambre parcial en protesta por su detención, “pesa ahora menos de 40 kilos y no puede andar sin ayuda”, aseguraron en un comunicado la Organización Mundial Contra la Tortura (OMCT) y la Federación Internacional por los Derechos Humanos (FIDH).
Alimentada a la fuerza a través de una sonda gastronasal, “su salud es muy frágil, pues sufre de malnutrición severa, padece una úlcera gástrica y tiene las piernas y los pies tumefactos”, señalaron en el comunicado las dos ONG, que juntas forman el Observatorio para la Protección de Defensores de Derechos Humanos.
Zhang, cuya liberación ya fue exigida por la Unión Europea, fue sentenciada a cuatro años de cárcel en diciembre del 2020 por “provocar altercados y crear problemas”, un delito que junto al de subversión se aplica con frecuencia a disidentes y críticos con el régimen comunista chino.
La periodista fue detenida el 14 de mayo del año pasado, un día después de publicar un vídeo en el que desde Wuhan acusaba de negligencia a las autoridades a la hora de tomar medidas para contener el coronavirus causante del COVID-19, cuyos primeros casos se registraron a finales del 2019 en esa ciudad central china.
Con anterioridad había ejercido como abogada, aunque su licencia fue suspendida por su activismo, y anteriormente ya había sido detenida por apoyar las protestas en Hong Kong.
De acuerdo con OMCT y FIDH, a los familiares de Zhang se les ha negado casi toda posibilidad de comunicarse con ella, y durante año y medio de privación de libertad sólo han podido hablar con ella por teléfono o videoconferencia en tres ocasiones.
En los meses de julio y agosto fue hospitalizada debido al deterioro de sus problemas de salud, un tiempo en el que fue atada a la cama y se le alimentó a la fuerza, para ser nuevamente llevada a la Prisión de Mujeres de Shanghái, donde continúa cumpliendo condena.
“Estamos profundamente preocupados por el estado de salud y el riesgo de muerte que corre Zhang, por lo que pedimos a las autoridades que sea liberada inmediata e incondicionalmente, dándole el tratamiento médico adecuado”, concluye el comunicado de las ONG.