La coalición de izquierdas Nuevo Frente Popular (NFP) dio la sorpresa el domingo al ganar las elecciones legislativas en Francia, pero lejos de la mayoría absoluta en una Asamblea (cámara baja) con una derecha reforzada. ¿Logrará gobernar?
Las diferentes tendencias del NFP --socialistas, ecologistas, comunistas e izquierda radical-- obtuvieron juntas unos 193 de los 577 diputados, seguidos de la alianza de centroderecha del presidente Emmanuel Macron, con al menos 160.
A falta de la composición final de los grupos, en los próximos días, el partido de derecha Los Republicanos (LR) obtuvo unos 60 escaños y el ultraderechista Agrupación Nacional (RN) y sus aliados, 143.
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“No contesto la posibilidad de la izquierda para gobernar o participar en un gobierno. Pero a 100 escaños de la mayoría absoluta (...), hay que ser realistas”, afirmó el canciller francés, Stéphané Séjourné, en el diario Le Monde.
Los líderes del NPF expresaron su voluntad de un gobierno propio, pero con apoyos parlamentarios, que se vuelven difíciles cuando el resto de fuerzas oscilan entre el centroderecha y la extrema derecha.
“Estaremos abiertos” a los “macronistas de izquierda” que podrían identificarse “con los fundamentos del NFP”, cuyo programa debe servir de “brújula”, dijo la negociadora socialista Johanna Rolland.
Pero en el seno de una coalición con varias sensibilidades, Manuel Bompard, representante del ala radical, se mostró menos conciliador, asegurando que corresponderá al resto de grupos decidir si votan sus propuestas o los “derrocan”.
El imposible primer ministro
La coalición de izquierda Nupes, que se presentó a las legislativas de 2022, acabó rompiéndose por los desacuerdos entre La Francia Insumisa (LFI) de Bompard y el sector más socialdemócrata del Partido Socialista.
Pero ante el temor de ver llegar al poder a la extrema derecha de Marine Le Pen, solventaron sus diferencias en un tiempo récord tras el inesperado adelanto electoral decretado por Macron.
Los comicios instalaron además una nueva relación de fuerzas en la coalición, en la que LFI sigue siendo su principal componente, con unos 80 diputados, pero seguida de cerca por los socialistas, con unos 70.
La negociación del nombre del futuro primer ministro muestra la persistente complejidad. Para la líder ecologista Marine Tondelier, debe ser una persona alineada con el programa del NFP, de consenso, que apacigüe el país y con experiencia.
LFI estima que, como primera fuerza, les corresponde designarlo y no descarta a su controvertido líder Jean-Luc Mélenchon, pese al rechazo que genera en otras fuerzas.
Otro nombre de LFI que emerge es la diputada Clémence Guetté, menos conocida, pero popular entre los militantes de izquierda. A sus 33 años ofrece una imagen menos divisiva y más calmada.
“No puede haber ninguna pretensión de hegemonía por parte de nadie”, advirtió el líder socialista, Olivier Faure, quien se dijo “dispuesto a asumir” como primer ministro si lo aceptan sus socios.
“Alternativa” oficialista
Los líderes de izquierda urgieron el lunes a Macron a que les pidiera un nombre para primer ministro, que esperan tener esta semana, pero el presidente, quien participará miércoles y jueves en una cumbre de la OTAN en Washington, decidió reconducir al actual, Gabriel Attal, “por el momento”.
En pleno limbo político, la alianza oficialista también mueve sus peones para intentar conformar una “alternativa” a un gobierno de izquierdas, intentando atraer a la derecha e incluso a los socialistas.
El oficialismo y LR sumarían juntos más diputados que el NFP, pero el partido de derecha prefiere por ahora mantener su independencia y reconstruirse, después de implosionar durante los comicios cuando una parte pactó con la ultraderecha.
Algunas propuestas del NFP, que la coalición dice poder aprobar por decreto, también representan líneas rojas para la alianza oficialista y la derecha, como la derogación de la reforma de las pensiones de Macron o el alza del salario mínimo.
Si la izquierda logra formar gobierno sin otros socios, este podría caer en una moción de censura en la Asamblea. Y Macron no puede convocar nuevas elecciones anticipadas hasta julio de 2025.