Las curvas de swap en Sudamérica siguen aumentando, mucho después de que los banqueros centrales insinuaran un giro hacia una postura más expansiva, a medida que las monedas más débiles y los crecientes riesgos fiscales dificultan anclar las expectativas de inflación.
Las tasas subieron en Chile, Colombia y Brasil durante el último mes, desafiando una caída en los rendimientos del Tesoro de Estados Unidos, ya que la perspectiva de una inflación persistente obliga a los encargados de las políticas monetarias a abandonar su vuelco hacía una postura más expansiva, incluso antes de comenzar. A pesar de que los costos económicos aumentan, los mercados apuestan por una política monetaria aún más ajustada.
“Creemos que a los bancos centrales les resultará difícil poner fin a los ciclos de alzas y preferirán mantenerse al margen en las tasas”, escribieron analistas de Citigroup encabezados por Dirk Willer en una nota publicada la semana pasada. “Creemos que todavía es demasiado pronto para ganar en América Latina”.
Veamos el caso de Chile: sus swaps de Cámara a dos años aumentaron 136 puntos básicos en los últimos 30 días, ya que un déficit récord de cuenta corriente combinado con la caída de los precios del cobre y un mercado con aversión al riesgo provocaron una depreciación del peso. Lo notable es que los swaps mantuvieron gran parte del aumento reciente incluso después de que el banco central elevó las tasas de interés e intervino en el mercado de divisas para detener la depreciación de la moneda.
Las ventas de dólares provocaron un repunte del 13% del peso en cinco días, pero no calmaron las preocupaciones sobre la inflación. Eso puede deberse a que el programa de US$ 25,000 millones agotará las reservas de divisas del banco central, que ya son bajas según los estándares regionales, lo que afectará aún más la percepción de riesgo.
Como resultado, ya no se espera que el Banco Central de Chile comience a recortar las tasas de interés antes de fin de año.
Por su parte, la curva de swaps de Brasil enfrentó un movimiento ascendente más gradual, pero más prolongado, debido a la preocupación de que el presidente, Jair Bolsonaro, aumentará el gasto antes de las elecciones de octubre. Los inversionistas sospechan que muchos de esos gastos terminarán convirtiéndose en permanentes, deteriorando la perspectiva fiscal del país.
Tanto Bolsonaro como el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, su rival en las próximas elecciones, han señalado que revisarán la regla que limita el aumento del gasto a la tasa de inflación del año anterior, que es la principal ancla fiscal del país. Los swaps de corto plazo ahora implican 73 puntos básicos adicionales en aumentos de tasas además del incremento de medio punto porcentual esperado para agosto, que anteriormente se consideraba el último del ciclo.
Colombia enfrenta riesgos similares a los de Chile a medida que su moneda se debilita por la caída de los precios del petróleo y un déficit de cuenta corriente potencialmente más amplio. El swap a dos años, conocido como IBR, aumentó 104 puntos básicos en los últimos 30 días y los operadores ahora esperan que este año la tasa de referencia suba más allá del 11.5%, desde el 7.5% actual.
La diferencia es que la expansión económica de Colombia sigue siendo sólida en comparación con sus pares, con una tasa de crecimiento proyectada para 2022 del 5.8%, lo que deja al banco central un margen más amplio para actuar contra la inflación sin el riesgo de socavar la recuperación económica. Los banqueros centrales de Chile y Brasil se enfrentan a una elección más difícil. Después de liderar la tendencia mundial de endurecimiento de la política monetaria, ahora serán los primeros en ver el impacto en el crecimiento económico. Sus autoridades monetarias deben elegir entre un crecimiento más débil o una recesión y la confianza del mercado en su política monetaria.