Más allá de las zonas críticas como Brasil y México, el nuevo coronavirus ha comenzado a amenazar la capacidad hospitalaria en varias ciudades latinoamericanas desde Chile hasta la Amazonia colombiana, en una señal de que este es sólo el comienzo de los daños que la pandemia podría generar en la región.
La ocupación de las unidades de cuidados intensivos fue superior al 90% la semana pasada en Santiago de Chile, donde las autoridades ordenaron cavar 1,000 tumbas en el principal cementerio de la ciudad. En Lima, Perú, 806 de las 1,002 camas de cuidados intensivos estaban llenas hasta el viernes.
Perú tiene más de 99,000 casos y cerca de 3,000 muertos, lo que lo ubica en el puesto 12 del mundo en diagnósticos confirmados de la enfermedad.
En la Amazonia colombiana los casos dispararon en las últimas semanas, pasando de 105 a principios de mes a 1,006 el lunes. Las infecciones se concentran en Leticia, una ciudad ubicada en el río Amazonas en el límite con Brasil y Perú.
La situación genera inquietud ante la posibilidad de que pueda repetirse lo ocurrido en países como Italia y España o en la ciudad ecuatoriana de Guayaquil, donde los hospitales se vieron desbordados por la cantidad de enfermos y muertos y empezaron a registrarse escenas dantescas de cadáveres amontonados en camiones frigoríficos o abandonados en las calles durante días sin que fueran recogidos por las autoridades.
El 11 de mayo las alarmas se encendieron en Quito cuando el secretario metropolitano de Salud, Lenín Mantilla, advirtió que pese a los dos meses de cuarentena las camas de cuidados intensivos estaban a punto de terminarse.
“Estamos desnudos en la cuestión de cuidados intensivos", dijo. En Santiago, la capital chilena, el ministro de Salud ha dado un mensaje similar.
Un médico de cuidados intensivos de Quito que prefirió no ser identificado como condición para hablar sobre la situación, relató a The Associated Press una situación que enfrentó el sábado. “Tengo junto a mí una mujer de 26 años que entró caminando y después de tres horas se está ahogando porque no tengo respiradores. Creo que estamos llegando a la situación que pasó en Europa: quien no tiene respirador, se muere”.
Pese a la rigurosa cuarentena que rige en Ecuador, en barriadas populares de Quito hay cientos de ciudadanos que salen a diario porque viven del comercio ambulante o necesitan comprar provisiones. Escenas similares se repiten en otras ciudades de la región como Santiago de Chile y Ciudad de México a pesar de que los contagios van en aumento.
El médico y docente de la Universidad de las Américas, Esteban Ortiz, dijo a AP que la amenaza de hospitales desbordados no es inminente al menos en Quito porque lo ocurrido en Guayaquil obedeció a que la curva de contagio “creció muy rápido”, lo que ya no ocurre en la capital. Al respecto, el ministro de Salud, Juan Carlos Zevallos, dijo que varios quiteños contagiados “ya pasaron el contacto sin necesidad de hospitalizarse”.
Según Marcos Espinal, jefe de Análisis de Enfermedades Transmisibles y Salud de la Organización Panamericana de la Salud, el aspecto positivo es que los países latinoamericanos cerraron los vuelos internacionales e implementaron pautas de distanciamiento social y cuarentenas al mismo tiempo que Estados Unidos y Europa, lo que retrasó la llegada a gran escala de la infección.
“América Latina fue la última ola”, dijo Espinal, un exfuncionario de salud en República Dominicana.
Junto con Ecuador, que registra más de 33,000 contagios y unos 2,800 fallecimientos, los países más golpeados de la región son Brasil -que ya superó a Italia y España con más de 257,300 infectados-, Chile -con más de 46,000- y Perú, con casi 100,000.
En Río de Janeiro la Secretaría de Salud dijo que al 14 de mayo el 86% de las camas de cuidados intensivos estaban ocupadas y la mayoría de los hospitales para pacientes con COVID-19 no tenían más espacio. En el área metropolitana de Sao Paulo esas camas estaban ocupadas en un 85.5%.
Por su parte, Perú registra una acelerada expansión del coronavirus -cuyos infectados coparon 806 de las 1,002 camas de cuidados intensivos disponibles-, por lo que el presidente Martín Vizcarra anunció que se pueden agregar 232 nuevas camas. Pero Pilar Mazzetti, jefa del Comando COVID- 19, que coordina la respuesta estatal a la pandemia, destacó que “estamos graves. ¡Esta es una guerra!”.
En Chile, el ministro de Salud, Jaime Mañalich, dijo el sábado que cuando se alcance el 85% de ocupación de las camas críticas se liberarán camas con el traslado de pacientes a hospitales de regiones que tengan disponibles.
Según cifras oficiales la Ciudad de México, que registra la mayor cantidad de contagios del país, tiene 32% de las camas hospitalarias ocupadas y 49% de las de cuidados intensivos, pero en los últimos días fue evidente el aumento del trabajo en las funerarias y crematorios.
Incluso tuvieron que aumentar sus horarios mientras uno de los principales hospitales de la capital mexicana debió rentar un camión refrigerador por una semana porque las funerarias tardaban varios días en retirar los cadáveres y no tenía espacio para guardarlos. Este país ha reportado unos 51,600 infectados y más de 5,300 muertos.
Latinoamérica tiene unos 486,800 casos confirmados y más de 31,100 muertos, aunque las cifras podrían ser mayores debido a la baja cantidad de pruebas que se realizan para detectar al COVID-19.