A man wearing a face mask walks at Chiado in Lisbon on March 14, 2020. - Portugal has so far reported 169 confirmed cases of coronavirus, far below neighboring Spain, where there are over 5,700 cases and dozens of fatalities. The governmnet has ordered schools to close next week due to the outbreak of the deadly virus, ordered nightclubs to close and imposed restrictions on the number of people who can visit restuarants. It has also announced that cruise ships would not be allowed to disembark passengers except those living in Portugal. (Photo by PATRICIA DE MELO MOREIRA / AFP)
A man wearing a face mask walks at Chiado in Lisbon on March 14, 2020. - Portugal has so far reported 169 confirmed cases of coronavirus, far below neighboring Spain, where there are over 5,700 cases and dozens of fatalities. The governmnet has ordered schools to close next week due to the outbreak of the deadly virus, ordered nightclubs to close and imposed restrictions on the number of people who can visit restuarants. It has also announced that cruise ships would not be allowed to disembark passengers except those living in Portugal. (Photo by PATRICIA DE MELO MOREIRA / AFP)

Dicen sus colaboradores que António Costa, el primer ministro de Portugal, es un hábil negociador y un convencido europeísta. Condujo al país hasta la salida de su peor crisis tras la intervención de la troika. Ahora, levanta la voz contra la Europa insolidaria. Contra un discurso, ha dicho, “repugnante”.

No es habitual ver a Costa expresarse con tal contundencia en público, pero el fracaso del Consejo Europeo extraordinario del jueves, en el que Alemania y Holanda tumbaron el “plan de choque” para auxiliar a los Estados más castigados por el (España e Italia), le ha exasperado. Otra vez, las dos Europas.

Costa estalló tras escuchar al ministro de Finanzas holandés, Wopke Hoekstra, plantear la posibilidad de que se investigue a algunos países, como España, por no tener margen presupuestario para luchar contra la Covid-19, pese a que la zona euro creció en los últimos siete años.

Ese discurso es repugnante en el marco de la Unión Europea (UE)”, dijo.

Costa apuesta, como otros líderes de países comunitarios -Francia, entre ellos-, por la emisión de bonos, una respuesta común que ayudaría a aliviar la carga de las economías nacionales más castigadas por el zarpazo de la Covid-19.

No hay finanzas públicas sanas con economías muertas, con personas en paro y el colapso de un sistema sanitario. Eso son ficciones de los manuales neoliberales, pero que no existen en la vida diaria”, insistió.

El espíritu de la Unión “es compartir con los otros las dificultades y las ventajas” y “no hay ningún país de la UE que esté preparado para enfrentar situaciones con esta dimensión”.

Por eso, ha sido tajante: “La Unión Europea, o hace lo que tiene que hacer o acabará”.

Costa, que se ha definido como “europeísta” pero “no euroingenuo” ni “servil”, cierra filas con España e Italia. Y no es la primera vez que levanta la voz contra el discurso de las “dos” Europas.

Con el presidente del Gobierno español, el también socialista Pedro Sánchez, lidera la batalla de los países “Amigos de la cohesión” contra los recortes que los miembros más ricos del club europeo pretenden imponer a los socios del sur y el este tras el “Brexit”. Una brecha que la pandemia ha profundizado.

"Un ministro de Finanzas -ha insistido en relación a Hoekstra- de uno de los países que más se beneficia con el mercado interno y la existencia de la zona euro, debería ser de los primeros en entender que nosotros, en el espíritu de la Unión, estamos para apoyarnos los unos a los otros".

Avanzar hacia un modelo solidario era uno de sus desafíos para el primer semestre del 2021, cuando Portugal ocupará la presidencia de turno del Consejo Europeo. Será una presidencia muy diferente a la que Costa había planeado.

Un tsunami contra el milagro portugués

Es como estar en la playa a la espera del tsunami”. La descripción de una enfermera lusa sobre la situación en los hospitales se ajusta bien al estado de alerta en el que Portugal aguarda el zarpazo del virus. El pico, estiman, les alcanzará en mayo.

Con algo más de 10 millones de habitantes, Portugal suma 76 muertos y cerca de 4,300 positivos de coronavirus. Y mira con temor el cuadro de su vecina España, que ha superado los 4,850 muertos y 64,000 contagiados.

Costa ve que este “tsunami” se lleva por delante a su vecino, principal socio comercial y aliado europeo. Y sabe que arrasará también con el llamado “milagro” portugués, la remontada lusa tras la crisis que derivó en la intervención de la troika en el 2011.

Fórmula portuguesa

La fórmula portuguesa se convirtió en un ejemplo para Europa. Eludió los dictados más duros de la troika, salvó los pilares del estado de bienestar bajo un severo plan de austeridad, devolvió los 78,000 millones del rescate, creó empleo y creció.

En el 2019, cinco años después del cierre del rescate, Portugal lograba un superávit de 0.2%.

Pero todo eso se derrumba. El Banco de Portugal alertaba esta semana de que la economía del país entrará en recesión este año, con una caída de entre el 3.7% y el 5.7%. El desempleo, que ahora ronda el 6%, trepará al 10%.

Tras la experiencia vivida con el rescate, Costa volvía a alertar hoy de que Europa no puede repetir su reacción a la crisis del 2008, con “las trágicas consecuencias económicas y sociales que tuvieron esas actitudes”.

Tajante, dejó claro que el contundente tono de su discurso no responde a una irritación pasajera.

¿Piensa disculparse con el ministro holandés? Preguntó hoy un periodista. “¿Es una broma?”, zanjó.