La actividad del sector privado en la eurozona contrajo por tercer mes en medio de una la inflación récord que perjudica la demanda y obliga a algunas empresas a limitar su producción.
A excepción de los meses en los que hubo cierres, un índice de gerentes de compras compilado por S&P Global se desplomó a su nivel más bajo desde el 2013. El decrecimiento se aceleró en los sectores de manufactura y servicios, con una disminución de los nuevos pedidos y un panorama desalentador.
En las 19 naciones que conforman la economía de la eurozona, el aumento de los costos ha frenado la demanda acumulada que siguió a la pandemia, mientras que los estancados envíos de energía rusa están obligando tanto a los hogares como a la industria a prepararse para posibles cortes este invierno.
La confianza del consumidor se encuentra en un mínimo histórico, y el informe del viernes muestra que las empresas están reduciendo sus proyecciones y frenando la contratación.
El aumento de los precios de la energía y el creciente costo de vida “no solo afectan la demanda, sino que también limitan la producción manufacturera y la actividad del sector de servicios en algunos casos”, dijo el viernes Chris Williamson, economista de S&P Global, en un comunicado.
Las lecturas preliminares del PMI sugieren que la economía de la eurozona se contraerá en un 0.1% en el tercer trimestre, una tasa que probablemente sea aún más pronunciada en los tres meses hasta diciembre, según el informe.
“Se avecina una recesión en la eurozona”, señaló Williamson. “Alemania enfrenta las condiciones más duras, ya que su economía se está deteriorando a un ritmo que no se ha visto fuera de la pandemia desde la crisis financiera mundial”.
Algo potencialmente positivo es que, al parecer, los cuellos de botella en el suministro continuaron disminuyendo. Sin embargo, el incremento de los costos de la energía ha reavivado las presiones inflacionarias que parecían estar a punto de ceder.
El Banco Central Europeo ya se aventuró con dos alzas a las tasas de interés, y los funcionarios reiteraron su determinación de controlar las expectativas de precios.
“Por lo tanto, el desafío que enfrentan los encargados de política monetaria de controlar la inflación al tiempo que evitan un aterrizaje forzoso de la economía se está volviendo cada vez más difícil”, indicó Williamson.