Tras 12 días de combates, una de las únicas certezas del conflicto en Ucrania reside en la eficacia de la guerrilla ucraniana, que ralentiza considerablemente la progresión rusa.
Preparación
A partir del 2016, la OTAN y Kiev iniciaron un programa de formación de fuerzas especiales, que actualmente alcanzan los 2,000 efectivos.
Estas fuerzas --ágiles, rápidas y flexibles-- son competentes en el movimiento de tropas y en la guerrilla urbana, y esenciales junto a los ciudadanos convertidos en soldados.
“Los ucranianos pasaron los últimos ocho años a planificar, entrenarse y equiparse para resistir a la ocupación rusa”, dice Douglas London, exoficial de operaciones clandestinas de la CIA, en el sitio Foreign Affairs.
La estrategia ucraniana “no busca repeler la invasión rusa, sino desangrar a Moscú hasta que la ocupación sea insostenible”, apuntó.
“Una insurrección que tiene suministros seguros, amplias reservas de combatientes y santuarios más allá de sus fronteras puede mantenerse indefinidamente”, agregó.
Terreno
El conocimiento del terreno tanto rural como urbano representa una ventaja para la insurrección, así como las redes locales de combatientes o informadores, desde soldados a abuelas.
“Incluso si David puede perder su combate inicial contra Goliat, tiene hermanos y hermanos que no están únicamente armados con hondas”, resume Spencer Meredith, profesor de la National Defense University de Washington.
Los enfrentamientos urbanos seguramente aumentarán. Y “eso cambia todo”, apunta una fuente militar francesa, para quien “esto llevará a los rusos al error en cada esquina”.
Resistencia
Desde el inicio del conflicto, la resistencia se apoya en métodos sencillos y baratos: fabricar cócteles Molotov, volar puentes clave para el avance ruso, apilar sacos de arena y colocar vigas metálicas en forma de cruz, etc.
“En el lado ucraniano, no hay otra opción que aumentar aún más la capacidad de guerra de desgaste mediante la formación rápida de las tropas territoriales y la inyección de equipos ligeros, tanto y tan rápido como sea posible”, tuiteó el coronel francés Michel Goya, un observador del conflicto.
Acoso
El principio de la guerra de guerrillas es que hace que la lucha sea larga, costosa, agotadora para el enemigo e inaceptable para su opinión pública.
“Los soldados-ciudadanos aprenden a apuntar a las vulnerabilidades en el avance de las fuerzas enemigas, saboteando su capacidad de consolidarlo”, describe Spencer Meredith. “La victoria se vuelve más costosa de lo que el agresor puede soportar”.
La confusión entre combatientes y civiles facilita la tarea. “Escondida en la llanura o atacando desde las sombras, la guerrilla aumenta el número de combatientes y complica su identificación”.
Y someter Ucrania tiene sus riesgos. Los servicios secretos rusos y la inteligencia militar necesitan “ayuda ucraniana”, insiste Meredith, para quien esto “crea oportunidades” a la guerrilla para “manipular, desorientar y socavar la coordinación rusa”.
Terror y psicología
El uso político del terror es una constante en la teoría de la guerra.
Los expertos subrayan que el acoso de la guerrilla afectará a la moral de los soldados rusos y a la percepción del conflicto por el pueblo ruso que podría dudar de su conveniencia.
Thomas Pepinsky, experto en guerra en la Brookings Institution, constata que los ucranianos son clementes en el trato a los soldados capturados. “Si la guerra degenera en una insurrección dura, su táctica podría volverse más violenta”.
El miedo, el desánimo y la desorganización son causas poderosas de ineficacia. “La resistencia ucraniana será más eficaz si los rusos se encuentran en constante estado de alerta, sin dormir, expuestos a reacciones exageradas”, asegura el analista.