Chile, el principal proveedor mundial de cobre, pretende reforzar la capacidad de fundición del país invirtiendo en plantas estatales e introduciendo nuevas tecnologías a través de asociaciones público-privadas.
El nuevo Gobierno del presidente Gabriel Boric trabaja en un plan para mejorar la planta de Paipote, operada por la estatal Enami, y está interesado en reformar otras fundiciones construidas hace décadas, dijo en una entrevista la ministra de Minería, Marcela Hernando.
“Idealmente”, Chile sumaría nuevas plantas a las siete que ya posee, señaló.
Se trata del intento más reciente de un importante productor de materias primas por capturar más valor downstream en un momento en que la pandemia y la guerra en Ucrania aceleran la fragmentación de los lazos comerciales tradicionales y estimulan los esfuerzos para promover las industrias locales, especialmente aquellas involucradas en la transición a energías más limpias.
Uno de los argumentos para exportar menos concentrado de cobre semiprocesado y más metal refinado son los ahorros en transporte, tanto financieros como ambientales. Pero impulsar el procesamiento local también significa grandes inversiones y un mayor consumo de energía y emisiones.
Hacerlo tan lejos de los centros de demanda de Asia y Europa también puede ser un desafío, especialmente dado que China tiene mucha capacidad disponible.
“Tenemos que fortalecer la capacidad de fundición de nuestro país y con eso estamos hablando de industrialización, pero sostenible, y sin dejar de lado nuestra ambiciosa meta de carbono neutralidad”, dijo Hernando.
El Gobierno, que asumió en marzo, está explorando otras iniciativas para extraer más metal de desechos, incluido el uso de bacterias en las escorias de cobre.
Posibles asociaciones público-privadas apoyarían las iniciativas actuales de investigación y desarrollo, así como los esfuerzos para introducir tecnología que ya existe en otras partes del mundo, sostuvo.
Las empresas mineras han tardado en invertir en investigación y desarrollo en Chile, enfocando sus esfuerzos en el extranjero, indicó Hernando. En consecuencia, el Estado debe desempeñar un papel en la aceleración de la inversión, por ejemplo, a través de la creación de una empresa nacional de litio que lidere las prácticas ambientales y otros temas, dijo.
Chile también está en conversaciones con Argentina y Bolivia sobre formas de agregar valor a sus industrias mineras, particularmente en litio, y México se sumó recientemente a las conversaciones, señaló Hernando.