Unas botas de cuero cuidadosamente alineadas sobre una alfombra, un cuadro de caza y una fuente de caballos de piedra. No se trata de un castillo inglés, sino de un club ecuestre a las afueras de Shanghái, donde la nueva aristocracia china busca distinguirse.
El County Down Club se presenta como el primer club privado de China dedicado a los deportes ecuestres y a la caza.
La asociación, que toma el nombre de un condado de Irlanda del Norte, fue fundada hace tres años por Steven Sun, un joven chino aficionado a los caballos desde que estudió en Reino Unido.
La equitación se desarrolló rápidamente en China en los cinco y diez últimos años, observa. En un país aun oficialmente comunista, pero que cuenta con más de 600 multimillonarios con dólares, es decir más que Estados Unidos, las grandes fortunas buscan ahora nuevas ideas para distraerse y cultivar su diferencia.
El club acoge a unos 80 miembros, que deben pagar una cuota anual de adhesión de 58,000 yuanes (7,400 euros, US$ 8,400). Pero el dinero no lo es todo.
"Esperamos de nuestros miembros que sean personas llenas de cualidades, con buenas maneras, o de las élites del saber", señala Sun, de 32 años. "Esto permite a nuestros miembros comunicarse en el mismo nivel".
Con una caballeriza de una decena de caballos, el club dispone también de una piscina cubierta, un gimnasio y un piano blanco. Los contactos que se tejen entre sus paredes son tanto o más valiosos que la equitación, reconoce Steve Sun.
"Una de las ventajas es que nuestros miembros pueden conocerse a través de nuestra plataforma y ayudarse mutuamente a ascender", explica.
'Nueva experiencia'
"Para los padres chinos, la equitación forma parte de una educación de élite para que sus hijos se distingan aún más en esta sociedad ultracompetitiva", apunta Zoe Quin, exrepresentante de LeCheval, estructura que reagrupa a los principales actores de la filial ecuestre francesa en China.
"En cuanto a los adultos, la equitación significa también inversión, viajes, placeres, actividades sociales, etc. Más que un deporte, es una nueva experiencia para los chinos", resume Quin, que acaba de fundar WonderHorse, una empresa que comercializa productos y servicios relacionados con este sector.
La Asociación Ecuestre China, un organismo de Estado, no da cifras, pero según la prestigiosa revista británica Horsemanship, el país posee más de 1,800 clubes de hípica.
La tendencia debería continuar, ya que Pekín proclamó en el 2014 que los deportes ecuestres debían ser "fuertemente apoyados".
Y así lo debió de entender el presidente francés Emmanuel Macron, que en enero de 2018 le regaló un caballo a su homólogo Xi Jinping durante su primera visita a China.
Pero a la cultura hípica le siguen faltando expertos -entrenadores y veterinarios- y exposición mediática, subraya Horsemanship.
Napoleón a caballo
A dos horas por carretera de Shanghái se encuentra el parque "Ciudad de agua de Pegaso", de temática ecuestre. Llamado así por el caballo alado de la mitología griega, cuenta con hoteles, una galería de arte, un centro comercial con góndolas venecianas, un club ecuestre y un "Museo de la Cultura del Caballo".
Con más de 400 caballos llegados de todo el planeta, el parque organiza paseos en calesa y espectáculos semanales en un ambiente "que recuerda al imperio austrohúngaro", como dicen sus organizadores.
Un retrato gigante de Napoleón a caballo domina un espectáculo durante el cual unas jinetes vestidas con trajes blancos y tiaras brillantes conducen una carroza blanca.
Todo ello parece muy lejos de la China de finales de los años 1970, cuando el país lanzó sus primeras reformas que debían convertirlo en la segunda potencia económica mundial.
"Hace 40 años, China era muy pobre, era imposible practicar un deporte tan refinado", director general de un club de hípica del parque.
"Pero después de 40 años de reforma y apertura, China vivió grandes transformaciones. Era un país que no le interesaba a nadie y que ahora cautiva a todo el mundo".