La ciudad de Bruselas se ha sumado con éxito a la estrategia de otras capitales europeas de optar por el uso de pastillas anticonceptivas en pienso para reducir la creciente población de palomas en la urbes, cuyos municipios instalan ya nuevos dispensadores, según informó este martes la prensa local.
El municipio belga de Schaerbeek, al noroeste de la ciudad, fue el último en colocar dispositivos de semillas anticonceptivas en espacios públicos para limitar y controlar mejor las poblaciones de palomas presentes en el territorio, una medida que ya ha sido usada por los barrios de Ixelles o de Bruselas centro.
El reciente aumento de las poblaciones de palomas, por causas como el incremento de las temperaturas, ha provocado molestias en las urbes principalmente debido a la acidez de sus excrementos, que causan suciedad, daños en el mobiliario urbano y en los monumentos, así como elevados costes de limpieza.
Además, el aumento de estas aves, que pueden reproducirse durante todo el año y cuentan con pocos depredadores, ha puesto el foco en su capacidad para transmitir enfermedades a las personas como la toxoplasmosis, la salmonelosis o la ornitosis.
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Desde 2022, en Bruselas está prohibido capturar y matar palomas, por lo que se ha recurrido a otras medidas para controlar su expansión.
Las autoridades políticas bruselenses ya habían tratado de frenar la alimentación a las palomas por parte de los vecinos, incluso con la imposición de multas de hasta 125 euros o más incluso en caso de reincidencia.
El producto anticonceptivo, supervisado por la asociación Vets for City Pigeons, consiste en la instalación de palomares anticonceptivos en los que cada día, a una hora determinada, se distribuye una dosis de granos de maíz recubierto con un medicamento contra los parásitos de las aves, cuyo efecto secundario es la anticoncepción.
Este efecto anticonceptivo es temporal y reversible, por lo que en el momento en el que las aves dejen de consumir ese maíz podrían volver a tener crías.
Respecto a si este producto puede suponer un peligro para otras aves, los productores indican que, debido al carácter dominante de las palomas urbanas, otras especies no tienen la oportunidad de comer el maíz, en el caso de que quedasen restos en el suelo por accidente -algo improbable pues se calcula la cantidad dispensada en función de las palomas-.
Inciden también en que otras aves más pequeñas, como los gorriones, son anatómicamente incapaces de ingerir estas semillas por su tamaño. De la misma manera, se prevé la instalación de cámaras de vigilancia en los lugares de alimentación.
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En otros municipios de Bruselas, como Ciudad de Bruselas, donde comenzaron a usar el producto hace tres años, prevén una expansión de este método: “Actualmente, contamos con seis puntos de distribución de estas semillas y hay planes para instalar siete más en un futuro próximo”, afirmó Sanne de Bie, responsable de prensa del concejal de Bienestar Animal del municipio, Zoubida Jellab.
Respecto a la aceptación pública del producto, teniendo en cuenta factores como su coste o la preocupación por el bienestar animal, afirmaron que ha sido “en general positiva”, siendo “mínimas las quejas” frente a la “mayoría de reacciones favorables de los vecinos de la ciudad”, aseguró.
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