La multinacional energética italiana Enel afirmó que la crisis del reciente apagón masivo que dejó sin luz a 3,1 millones de clientes en la ciudad brasileña de São Paulo está superada, tras haber recibido una lluvia de críticas de las autoridades.
El presidente de Enel en Brasil, Guilherme Lencastre, se refirió en rueda de prensa a una situación “dentro de la normalidad”, después de que los clientes sin luz bajasen a 36,000 casi seis días después del inicio del apagón, aunque afirmó que los equipos se mantienen “totalmente movilizados”.
Lencastre dijo que se trató de una tormenta “muy atípica” que les agarró por sorpresa, con vientos de 170 kilómetros por hora que afectaron a 17 líneas de alta tensión y a 11 subestaciones en la mayor ciudad de Sudamérica.
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“Los eventos climáticos no están previstos en el contrato porque son, de hecho, imprevisibles”, aseguró el directivo.
Al mismo tiempo, reconoció que la empresa necesita “hacer más” para reforzar la resiliencia de la red, y pidió a las autoridades “modernizar” el contrato de concesión para que este dé “incentivos” para un aumento de las inversiones.
Lencastre se comprometió a duplicar el número de podas de árboles en 2024 respecto al año pasado hasta alcanzar la meta de las 600,000, y a contratar a 1,200 electricistas.
El apagón masivo ha provocado un terremoto político en Brasil, al ocurrir apenas dos semanas antes de una elección municipal que debe medir la fuerza de la izquierda del presidente Luiz Inácio Lula da Silva y de la ultraderecha del exmandatario Jair Bolsonaro.
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El actual alcalde y candidato a la reelección, Ricardo Nunes, y su rival, el izquierdista Guilherme Boulos, han pedido a la Agencia Nacional de Energía Eléctrica que se cancele el contrato con Enel, tras el tercer gran apagón en menos de un año.
La agencia reguladora anunció el sábado la apertura de una investigación y afirmó que, en caso de que la empresa no presente una solución “satisfactoria e inmediata”, recomendará al Gobierno que cancele el contrato.