El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, ha negado que el sistema sanitario del país vaya a colapsar el próximo mes, contradiciendo a su propio ministro de Salud en momentos en que el número de casos confirmados en el país superó el millar.
En una entrevista con CNN Brasil en la noche del sábado, Bolsonaro también expresó su frustración con varias medidas de los estados para, esencialmente, cerrar el comercio y restringir el movimiento de las personas, afirmando que han ido demasiado lejos y están dañando a la economía.
“Creo que Mandetta estaba exagerando”, dijo Bolsonaro a CNN Brasil, refiriéndose al ministro de Salud Luiz Henrique Mandetta, quien dijo el jueves que el frágil sistema sanitario de Brasil colapsará bajo el peso del coronavirus antes de fines de abril.
Bolsonaro dijo que “colapso” era una elección errónea de palabras.
“Lo que estamos haciendo es aplanando la curva de infecciones. No creo en un colapso”, afirmó.
Las más recientes cifras del Ministerio de Salud publicadas en la noche del sábado muestran que la cifra de muertos por el coronavirus en Brasil subió a al menos 18, y la cantidad de casos confirmados ahora alcanza los 1,128, frente a los 904 del día anterior.
Bolsonaro tuiteó el domingo que el gobierno está distribuyendo cerca de 10 millones de pruebas de coronavirus, la mitad de las cuales han sido despachadas este mes.
El estado de Sao Paulo, el más rico y más poblado de Brasil, informó el sábado que a partir del martes regirá una orden de cuarentena hasta el 7 de abril, cerrando todos los negocios y servicios no esenciales.
El minorista Via Varejo dijo que sus más de 1,000 tiendas de línea blanca Casas Bahia y Ponto Frio cerrarán por un tiempo indefinido, lo que significa que miles de locales físicos de las cadenas más conocidas de Brasil han dejado de atender.
Un sondeo de Datafolha publicado el domingo en el diario Folha de Sao Paulo mostró que una mayoría abrumadora de los brasileños apoya muchas de las medidas drásticas para frenar la propagación del coronavirus, aunque las opiniones están más divididas sobre el cierre de negocios.
Un 82% dijo que está de acuerdo con la suspensión de los servicios religiosos en iglesias, una decisión que Bolsonaro, quien fue electo con un enorme apoyo de cristianos evangélicos debido a su agenda conservadora, ha criticado con fuerza.