Los niveles de educación retrocedieron al menos una década en América Latina por el impacto de la pandemia y existe el riesgo de que se pierda una generación de estudiantes si los gobiernos no toman medidas urgentes para mantener a los niños en las escuelas, advirtió el Banco Mundial (BM).
Debido a la pandemia los puntajes en asignaturas fundamentales como lengua y matemáticas cayeron a niveles de más de diez años atrás: cuatro de cinco niños de sexto grado (80%) no tendrían la capacidad de entender e interpretar un texto básico para su edad comparado con el 50% que tenían esa misma dificultad antes de la pandemia, de acuerdo con el informe del BM “Dos años después: salvando a una generación”.
Millones de niños y adolescentes corren el riesgo de dejar la escuela por haberse quedado atrás en el aprendizaje, indicó el informe difundido el jueves, y aseguró que esas pérdidas de aprendizaje se traducirían en un descenso del 12% en los ingresos durante toda su vida.
LEA TAMBIÉN: Educación superior vs. demanda laboral, ese “mismatch” que condiciona la estabilidad laboral
“La pérdida de aprendizaje nos preocupa tremendamente”, expresó Emanuela di Gropelo, gerente de la Práctica de Educación en América Latina y el Caribe del BM.
“Eso significa que toda una generación de niños no va a tener la competencia básica, la competencia mínima, para seguir aprendiendo y para tener éxito en el mercado de trabajo más tarde”, dijo la experta, una de las principales autoras del reporte.
La pandemia ha dejado heridas profundas en la región, que a pesar de albergar a sólo el 8% de la población mundial ha tenido el promedio más elevado de muertes globales. La economía regional ha sido también la más azotada, con una contracción de los ingresos per cápita a niveles de hace una década.
Las escuelas en Latinoamérica y el Caribe permanecieron cerradas o parcialmente cerradas durante 58 semanas, levemente por detrás del Sur de Asia y América del Norte. En la región, toda una generación de estudiantes -unos 170 millones de chicos- quedaron sin educación presencial durante aproximadamente uno de cada dos días escolares efectivos, según el informe del BM.
El reporte, que aclara que ya existía una crisis educativa en la región antes de la pandemia, destacó que hubo esfuerzos para ofrecer educación remota mientras las escuelas permanecieron cerradas, ya sea a través de plataformas en línea, televisión, programas radiales o por las redes sociales, e incluso a través de mensajes de texto por teléfonos celulares.
LEA TAMBIÉN: Las propuestas del gobierno de Pedro Castillo y que poco han hecho por la educación
Sin embargo, la educación a distancia enfrentó numerosos desafíos, entre ellos los desequilibrios en el acceso a internet y a los dispositivos electrónicos.
El impacto ha sido más fuerte en los niños más pequeños, hasta el quinto grado, y en los de familias más vulnerables o con mayores dificultades socioeconómicas, según el informe.
Di Gropelo dijo que la educación fue impactada en todos los países, aunque algunos, como Uruguay, estaban mejor preparados tecnológicamente antes de la pandemia y tuvieron efectos más moderados. En otros, como los de Centroamérica, por ejemplo, el golpe fue mayor debido a la falta de acceso a internet y a la vulnerabilidad de buena parte de su población, explicó.
El estudio destacó dos grandes desafíos: la vuelta a la escolaridad para que todos los niños regresen a la escuela y permanezcan en ella y la recuperación del aprendizaje, que incluye una medición del nivel donde está cada niño, un enfoque en las áreas más importantes como la lectura y la matemática y la implementación de programas y estrategias para recuperar el nivel.
“La crisis nos podría dar la oportunidad no sólo de recuperar y esto es urgente, sino también de reconstruir mejor que antes”, manifestó Di Gropelo.