Los recientes aranceles de hasta 212.1% a la importación de vino australiano en China por supuesta competencia desleal han abierto una ventana a los demás competidores de los caldos del país oceánico en el mayor mercado del mundo, en el que Chile y España cuentan con una posición ventajosa.
Se trata de una fuerte medida contra el nuevo dominador absoluto del vino importado en China en términos de valor: desde el 2019 se hizo con el histórico trono de Francia, ya que Camberra empezó a gozar de entrada a territorio chino con arancel cero, una ventaja de la que también disfrutan los vinos chilenos y neozelandeses gracias a sus acuerdos de libre comercio.
Sin embargo, a raíz de una investigación realizada desde agosto a petición del sector vitivinícola local, Pekín decidió en noviembre la imposición de estos nuevos gravámenes temporales sobre el producto australiano -de momento hasta el próximo mes de marzo-, pues vio indicios de venta a pérdidas.
Varias fuentes del sector de países hispanohablantes consultadas por Efe ven estas nuevas medidas “con mucha preocupación”, aunque prefieren no detallar el porqué, y se mantienen a la expectativa de lo que pueda suceder en los próximos meses, oportunidades de mejora de la importación de sus productos incluidas.
Momento clave
El pasado mes de octubre, en vista de posibles aranceles derivados de la citada investigación, los importadores de vino australiano en China movieron ficha y llenaron sus depósitos: según la consultora china ASKCI, la importación china del caldo de uvas del país oceánico aumentó 9.3% interanual durante ese mes, en un momento en que las importaciones cayeron fuertemente para otros competidores.
“Muchos se abastecieron pensando en el Año Nuevo chino”, explica el responsable de Asia de la promotora Wines of Chile, Nicolai Samsing, en referencia al momento de celebración (y de regalo y de consumo de vino) más importante del año en el país asiático, y que en el 2021 se celebrará el 12 de febrero.
Pero, a tenor de estos datos, ese vino no estaría sujeto a los citados aranceles por haberse adquirido previamente, por lo que hasta entonces el impacto podría no ser especialmente grave.
Será después, cuando se terminen las existencias australianas y Pekín evalúe si prorroga otros cinco meses los aranceles (que caducan a final de marzo), cuando el resto de interesados podrán sopesar y reajustar estrategias para ampliar su cuota de mercado.
Un cuarto del “pastel”
Por el momento, entre el vino “en español” en China, Chile es el que mayor cuota de mercado tiene, tanto en volumen (con 15.7% del vino embotellado importado en el 2019) como en valor (en torno a 12%).
España, con un 11.2% del volumen y un 5.9% del valor total el pasado año está en cuarta posición -en términos de volumen- en un mercado dominado por Australia (26.5% del volumen y alrededor de 37% del valor) y Francia (29.6% del volumen y en torno al 29% del valor).
Argentina (con un 1% del volumen) y Uruguay, con un porcentaje menor, también han ido ampliando su presencia en los últimos años en un sector que supone el 40% del consumo total de vino en China.
A su vez, el vino constituye un 10.3% del mercado de bebidas alcohólicas en China -cuyo protagonista absoluto es la cerveza, con un 81.6%-, según los datos relativos al 2018 de la empresa de investigación de mercado Euromonitor International.
¿Nuevas estrategias?
De la decena de fuentes del sector consultadas, todas menos una aseguran que de momento mantendrán las estrategias de comercialización previas a pesar de los aranceles a los vinos australianos.
“Nuestra estrategia no se basa en el precio o en el volumen. Mantenemos siempre una planificación basada en el consumidor y en el posicionamiento en el canal HORECA -acrónimo de hoteles, restaurantes y cafeterías-”, cuenta Daniel Ramírez, de Bodegas Piérola (Rioja Alavesa), una respuesta suscrita por varias otras fuentes.
“Es una noticia (la de los aranceles) muy reciente, pero también muy trascendente. Va a impactar sobre la competitividad, pero la mayoría de las bodegas uruguayas van a seguir con sus planes”, señala, por su parte, Federico Lage, responsable comercial de la Embajada de Uruguay en Pekín.
Sí confiesan un cierto movimiento desde Argentina, cuyo crecimiento en el último lustro en el mercado del vino embotellado importado en China ha registrado un fuerte empuje, sobre todo en volumen, pero también en valor.
“Estamos en contacto con diferentes bodegas chinas que tradicionalmente importan vino australiano y viendo la posibilidad de que diversifiquen vino y tipo de uva”, asegura Ezequiel Coppari, encargado comercial de la delegación diplomática argentina en Pekín.
“Estamos viendo que incorporen a bodegas argentinas como proveedoras de nuevas etiquetas, cepas y nuevas calidades”, apunta Coppari, aunque concede que ahora mismo el sector se encuentra en “un escenario de incertidumbre”.
Pugna por diferenciarse
Mientras tanto, las bodegas seguirán tratando de diferenciarse en un mercado que considera el vino como un producto de lujo, que denota gustos occidentales, sofisticación y cuyo consumo es más habitual en hoteles, restaurantes, cafeterías y karaokes, ahora de nuevo abiertos tras meses de clausura y restricciones por la pandemia.
La bodega argentina Catena Zapata, por ejemplo, elaboró un vino especial para conmemorar el septuagésimo aniversario de la República Popular China, celebrado el 1 de octubre del 2019, y lo lanzaron en un evento promocional en la Gran Muralla.
Los chilenos, por su parte, están empujando para mejorar su posicionamiento a través del comercio electrónico, espoleado por la pandemia de coronavirus y que -en palabras de la responsable comercial de la Embajada de Chile en Pekín, Natalia Cortés- “es el futuro de la venta de vino en China”.
Este país andino presume además de emitir gran cantidad de contenido creado para China a través de las hiperactivas redes sociales locales y de contar con oficinas de una veintena de bodegas en la potencia asiática.
Por el momento, resta poco más que continuar con los planes, vigilar la situación y sacar punta a la paciencia: “Si algún importador australiano va a buscar otros vinos (extranjeros que llevar a China), va a esperar a marzo, porque ya tiene ‘stock’”, apostilla Samsing, de Wines of Chile.
“En marzo, se baraja el naipe de nuevo. Hay que estar atento”, alerta, a la espera de que se resuelva la ecuación de los gravámenes australianos.
Pero puede que estos -en vigor desde el pasado 28 de noviembre, a los que se añaden otros de hasta el 6.4% por supuestas subvenciones a su industria que entran hoy en vigor- sean solo un gesto político de China a Australia en un momento en el que ambos países atraviesan un pésimo momento en sus relaciones. Y quizá, también, un aviso a navegantes.