Los países latinoamericanos que han tardado o se han mostrado renuentes a aprobar las pruebas caseras de COVID-19 que son ampliamente utilizadas en los países desarrollados ahora están recurriendo a ellas para hacer frente al resurgimiento del virus en una de las regiones más afectadas del mundo.
Brasil aprobó el viernes pasado los autotests para combatir el aumento exponencial de casos causados por la variante ómicron. Argentina dio la luz verde a principios de enero, después de Perú y Chile, que fueron los primeros en aprobarlos el año pasado.
La mayoría aún está en proceso de importar las pruebas y firmar acuerdos con empresas para distribuirlas en farmacias y tiendas minoristas en medio de una creciente demanda mundial.
Las autoridades de salud dicen que, junto con la vacunación y el uso de cubrebocas, los autotests fabricados por empresas como Abbott Laboratories y Roche Holding AG son una herramienta crucial para la población y los gobiernos que intentan detener una pandemia que ha durado dos años y ha cobrado la vida de más de 5.6 millones personas en todo el mundo.
Las pruebas tardan solo unos 15 minutos, lo que contrasta con los días que demora una prueba de PCR de laboratorio, aunque arrojan más falsos negativos.
Algunas autoridades latinoamericanas temen que los autotests generen una “falsa sensación de seguridad” y puedan sesgar los datos oficiales.
En Honduras, las autoridades se resisten a aprobar las pruebas caseras porque sería difícil para las personas tomar una “buena muestra”, según Mitzi Castro, jefa del Laboratorio Nacional de Virología de Honduras.
Las pruebas caseras “me pueden generar muchos falsos negativos, es la conclusión a la que hemos llegado. No se recomiendan porque las personas se confían”, dijo.
El Gobierno ecuatoriano los prohibió por “razones epidemiológicas”. De hecho, el país nunca ha permitido la autoevaluación de enfermedades en el pasado. Actualmente, los tests de laboratorio están disponibles solo para personas que las necesitan por razones médicas o para viajar, y se exige receta.
En todo el mundo, la implementación de los autotests ha variado según el país. España, Francia, Gran Bretaña, Estados Unidos y Alemania les dieron el visto bueno, aunque la oferta no ha estado a la altura de la demanda.
El presidente Joe Biden enviará 500 millones de pruebas gratuitas de COVID-19 a hogares estadounidenses ya que estas pruebas caseras se venden al triple del precio de venta. Abbott dijo que actualmente está fabricando más de 100 millones de pruebas para satisfacer la creciente demanda.
Solo personas con síntomas
Dado que las pruebas de laboratorio son limitadas, algunos países de América Latina están priorizando a los pacientes con síntomas, mientras que otros han pedido a la población que haga cuarentena en lugar de hacerse la prueba debido a la alta demanda.
El subsecretario de Salud de México, Hugo López Gatell, dijo que el país está experimentando una escasez de pruebas de laboratorio y pidió a la población no saturar los laboratorios públicos y privados.
“En lugar de correr al quiosco a hacerse la prueba, hay que quedarnos en casa”, señaló el mes pasado López Gatell en una conferencia de prensa. “La escasez de pruebas es mundial”.
Bertha Hidalgo, profesora asociada de epidemiología de la Universidad de Alabama, en Birmingham, dijo que las pruebas caseras deben implementarse junto con un programa educativo sólido.
“La gente necesita saber que el tiempo durante el cual se hacen la prueba es el único momento durante el cual pueden estar seguros de que no están contagiosos”, dijo. “Si arrojan un resultado positivo, deben tomar las medidas que corresponda”.