Airbnb es uno de los principales financiadores del Comité Olímpico Internacional (COI), con un contrato de patrocinio de nueve años que se extiende hasta el 2028. Este apoyo se eleva a 500 millones, según el Financial Times. (Foto: iStock)
Airbnb es uno de los principales financiadores del Comité Olímpico Internacional (COI), con un contrato de patrocinio de nueve años que se extiende hasta el 2028. Este apoyo se eleva a 500 millones, según el Financial Times. (Foto: iStock)

El sólido crecimiento en China de Airbnb, patrocinador de los Juegos Olímpicos de Invierno de Pekín, está en parte vinculado a los 700 alquileres turísticos que la plataforma propone en Tíbet y en el Xinjiang, donde China está acusada de violar derechos humanos.

Estas acusaciones se basan en datos exclusivos de la ONG Free Tibe, cuya sede está en Londres, obtenidos y verificados por la AFP.

La plataforma estadounidense de alquileres turísticos no ha renunciado a apoyar los Juegos --que terminan este domingo-- pese a los llamados de asociaciones de defensa de las libertades.

Airbnb es uno de los principales financiadores del Comité Olímpico Internacional (COI), con un contrato de patrocinio de nueve años que se extiende hasta el 2028. Este apoyo se eleva a 500 millones, según el Financial Times.

Estados Unidos y otros países, que denunciaron la represión de los musulmanes uigures en el Xinjiang, boicotearon “diplomáticamente” los Juegos de Pekín, enviando a sus atletas, pero no a responsables oficiales.

Airbnb cuenta con 380 alquileres propuestos en esta región, según Free Tibe.

La plataforma ofrece otros 300 en el Tibe, donde China está acusada de reprimir la libertad religiosa y la cultura local.

“Romántico”

A cambio de una comisión, Airbnb pone en contacto a propietarios de viviendas con viajeros que pueden alquilar durante períodos variables un lugar para sus vacaciones.

Cotizada en Estados Unidos, la empresa dice obtener un 1% de sus ingresos mundiales en China. Su volumen de negocios global aumentó 25% el año pasado respecto al 2019, antes de la pandemia de COVID-19.

China “es un elemento importante de nuestra vocación de relacionar a gente de todos los países” indica Airbnb.

La plataforma apoya causas como Black Lives Matter, movimiento antirracista nacido en Estados Unidos, y afirma haber hablado de la “importancia de los derechos humanos” en sus discusiones con el COI.

China, acusada de haber encerrado en campos de reeducación política a más de un millón de uigures, presenta a Xinjiang como un magnífico destino turístico.

En el sitio de Airbnb, los huéspedes elogian el “estilo étnico” de los alquileres propuestos y su marco “misterioso y romántico”.

Xinjiang fue en el pasado escenario de atentados atribuidos a separatistas o islamistas uigures.

Detenciones y turismo

Hoy, expertos de la región y numerosos uigures exiliados en el extranjero acusan al régimen comunista chino de intentar eliminar la cultura musulmana.

Un habitante uigur, instalado actualmente en Estados Unidos, afirma que los turistas llegaron en masa a Xinjiang después de una ola de detenciones a partir del 2017, lo que vació barrios enteros de sus habitantes uigures.

A fines del 2021, un medio estadounidense en línea, Axios, afirmó que Airbnb proponía en Xinjiang más de una decena de alquileres pertenecientes a una empresa china vinculada al ejército y que es objeto de sanciones en Estados Unidos.

Washington acusa a China de obligar a los uigures a trabajos forzosos, y de imponerles esterilizaciones. La administración Biden utiliza el término de “genocidio” para referirse a lo que ocurre en Xinjiang, una calificación adoptada también el mes pasado por el parlamento francés y categóricamente rechazada por Pekín.

Tras haber negado inicialmente la existencia de campos, China los presenta ahora como “centros de formación profesional” destinados a alejar a sus residentes del radicalismo islamista.

Las empresas que se aprovechan del turismo en zonas vaciadas de sus habitantes “son cómplices de un proceso de genocidio” acusa el sinólogo David Tobin, de la Universidad de Sheffield (Inglaterra).

Un militante uigur instalado en Noruega, Abduweli Ayup, considera que los alquileres ofrecidos por Airbnb u otras plataformas pueden hallarse en lugares que pertenecieron a uigures.

Estas empresas “tienen el deber de determinar quiénes son los propietarios y decir por qué tantas viviendas están vacías”.