Por Anjani Trivedi
Pese a los avances en la tecnología de vehículos autónomos, la idea de estar en un automóvil sin conductor sigue siendo igual de aterradora que hace unos años. Además, las noticias sobre experimentos defectuosos solo empeoran las cosas. Aquellos planes extensos y audaces de autonavegación automática inteligente no están en el punto que se anticipaba... excepto en China.
Así como tomó la delantera en los vehículos eléctricos, China bien podría hacer lo mismo con los autos inteligentes y conectados, porque es parte del modelo de Pekín. El progreso del país en vehículos autónomos está respaldado por el impulso renovado del Gobierno para introducir una regulación.
En un intento por comercializar la movilidad sin conductor, el Ministerio de Transporte publicó en agosto un borrador de normas para los vehículos autónomos, y el centro de tecnología industrial de Shenzhen se convirtió en la primera ciudad en permitirlos en sus calles.
En Pekín, Pony.ai Inc. y Baidu Inc. han recibido permisos para operar robotaxis. Ahora, ocho ciudades principales están probando los servicios de transporte sin conductor, donde los pasajeros pueden viajar gratis o por una tarifa nominal.
A medida que crece el mercado de los vehículos inteligentes, la participación de China también se expande. Se pronostica que el país controlará alrededor de la mitad de la industria de 1,7 billones de yuanes (US$ 237,000 millones) para el 2025, según analistas de Nomura Holdings Inc.
El respaldo de Pekín a los autos autónomos no es parte de una moda pasajera para mantenerse al día con una tecnología en constante evolución. A diferencia de otras partes del mundo, donde el respaldo regulatorio ha sido una de las mayores barreras, China ha dado paso activamente a los autos sin conductor a través de una legislación detallada, permisos y zonas especiales desde el 2015, cuando el Consejo de Estado lo identificó como un área de enfoque clave en la siguiente década.
Ahora busca la comercialización masiva para el 2030. El respaldo del Estado es importante porque si los automóviles se vuelven verdadera y completamente autónomos, entonces se tendrá que repensar reglas de tránsito que se establecieron hace décadas. Ese no será el contexto para las empresas privadas, sin importar cuán buena sea su tecnología.
El enfoque guiado y respaldado por el Gobierno ha resultado ser efectivo porque la regulación es específica y crea límites, no solo establece un conjunto amplio de pautas o reglas. Hay detalles sobre cuestiones clave para los vehículos autónomos, como pruebas en carretera, permisos, ciberseguridad, mapas de alta definición, accidentes y responsabilidad. En Pekín, por ejemplo, se ha designado un área de 60 kilómetros cuadrados que cubre alrededor de 300,000 residentes para permitir autos sin conductor. Esto le permite tener un marco a las empresas que crean software para autos autónomos.
Con los vientos de cola de las políticas, las empresas que desarrollan software para cabinas inteligentes y paneles elegantes de control central para los conductores son lo último. Los conductores también quieren más: las ventas de vehículos equipados con estas características han aumentado en China. Mobileye Global Inc., respaldada por Intel Corp., se asoció con una de las firmas automotrices más exitosas del país, Zhejiang Geely Holding Group Co., que tiene participaciones en Mercedes-Benz Group AG y Aston Martin Lagonda Global Holdings Plc, para incluir un sistema de conductor automatizado en Zeekr, la marca de vehículos eléctricos de gama alta de Geely.
Con la evolución del software, es probable que se busque actualizar hardware como sensores y cámaras, y fabricarlo en China no será difícil. La parte más compleja será lograr que los pasajeros se suban a bordo. En última instancia, los vehículos autónomos requerirán un cambio de comportamiento a medida que las personas se sientan cómodas en autos sin conductor y cediendo el control a una máquina. El impulso regulatorio ayuda a establecer parámetros y estándares de seguridad que permiten a los consumidores entender una nueva forma de viajar. Puede que ralentice las cosas, pero eso es lo que se necesita. También sentará un precedente a nivel mundial.
De lo contrario, ¿quién quiere sumergirse en una tecnología tan emergente, especialmente en las carreteras? Es agradable pensar en un auto que se mantenga en su carril y quite la presión que genera estacionarse en paralelo. Un vehículo que lo lleve por una carretera abierta a alta velocidad es algo muy diferente. Todo eso solo sucede de manera segura cuando se establecen reglas, tal como lo está haciendo Pekín.