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Casa Grande del Pueblo

| El presidente boliviano se prepara para estrenar una nueva casa de gobierno en reemplazo del decimonónico Palacio Quemado, bajo un marcado simbolismo político y en medio de ácidas críticas por el millonario costo del edificio de 120 metros de altura.

La principal crítica a la nueva edificación apunta a que rompe la estética de la zona patrimonial del casco viejo paceño, donde se alzan casonas de estilo colonial. La norma municipal prohíbe edificaciones elevadas, un impedimento que pasó por alto con leyes aprobadas por el Parlamento, controlado por su partido.
El oficialismo ha bautizado al edificio como la "Casa Grande del Pueblo". Insiste que será el lugar de los sectores de la población que encumbraron en el 2006 a Morales al poder: indígenas, campesinos, trabajadores y ciudadanos pobres.

El gobierno buscó que el nuevo palacio fuera visiblemente el más alto de la ciudad, como símbolo de 12 años en el poder del líder indígena. De discurso izquierdista y antiestadounidense, el gobierno de Evo busca desmontar en el imaginario colectivo al país construido por la élite local, a la que acusa de expoliar la riqueza.

El simbolismo es evidente: "Dejaremos una infraestructura sólida, un legado para los hijos de nuestros hijos, una infraestructura solvente, de un país fuerte, sólido, frente a un estado colonial" anterior a Morales, señaló el influyente diputado oficialista Franklin Flores.

Hace un año, cuando se debatía el significado de la obra, el vicepresidente Álvaro García declaró: "Cada revolución que transforma las condiciones de vida de un país deja un conjunto de símbolos duraderos que reflejan los nuevos espacios de democratización".

La carga subjetiva que le impone el oficialismo es tal, que la inauguración había sido fijada para el 21 de junio, en coincidencia con el Año Nuevo Aymara, que es feriado nacional desde hace unos años por decreto de Morales. Sin embargo, el gobierno anunció el lunes que la obra está en "fase de recepción provisional", por lo que no habrá ninguna ceremonia este jueves.

Además advirtió que, aparte de la Presidencia, "ninguna otra instancia ni persona está autorizada para proporcionar de manera oficiosa información" sobre la inauguración de "la Casa Grande del Pueblo".

El acaudalado empresario y líder opositor Samuel Doria Medina ha criticado el "derroche" y ha propuesto convertir el nuevo Palacio en un hospital oncológico, que asegura es de urgente necesidad en Bolivia.

El flamante cardenal boliviano Toribio Ticona también se sumó al coro de críticas, al considerar que el "Palacio de Evo" es muy lujoso.