
Estados Unidos y China iniciaron la semana pactando una tregua de 90 días, que suspende la mayoría de los aranceles que se habían impuesto mutuamente, pero ¿qué implicaría esto para la economía?
Si bien esta pausa a la guerra comercial viene generando reacciones positivas en los mercados internacionales, la incertidumbre sobre el futuro a largo plazo se mantiene, señaló Rafael Zacnich, gerente de estudios económicos de ComexPerú.
Por el momento, el anuncio ha generado un rebote inmediato en los mercados internacionales, con una mejora en las expectativas y un repunte de los precios de ciertos productos, como el cobre, principal metal de exportación del Perú.
Sin embargo, el daño ya está hecho en varios sectores. Zacnich recordó que recientemente se registró una paralización de hasta 12 horas en los puertos estadounidenses sin ningún buque proveniente de China.
“Estamos hablando de un severo estancamiento en el flujo de mercancías que no se ha observado desde la pandemia. Lo que se está viendo observando es que hay severas consecuencias en las tensiones comerciales que genera impactos negativos en las cadenas de suministro”, explicó a Gestión.
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Zacnich remarcó que, si bien la tregua puede dar un respiro temporal, persiste la incertidumbre sobre lo que ocurrirá en el “día 91”, una vez finalizado el plazo del acuerdo.
“¿Vamos a volver a los aranceles anteriores? ¿Se incrementarán nuevamente? Es muy incierto todo. Las decisiones de inversión, de compra en materia de comercio internacional, se manejan con órdenes de compra de 3 o 6 meses. Entonces, el daño ya está hecho”, sostuvo.
¿Y el impacto en Perú?
Respecto al efecto directo para el Perú, además de las mayores cotizaciones de materias primas, Zacnich indicó que la tregua podría traer cierto alivio a los industriales nacionales como el sector textil, que temían una sobreoferta de productos chinos redirigidos al mercado latinoamericano ante el cierre del mercado estadounidense.
“Debería de generar un anuncio de calma para los industriales nacionales y con ello tendrían que dejar de pedir medidas proteccionistas. Ojalá sirva para calmar; que, de alguna manera, tomen las cosas con frialdad; se promuevan medidas que mejoren la competitividad del comercio exterior, del desarrollo y la operatividad en la industria”, señaló.
Pese a esta pausa de 90 días, es decir, aproximadamente hasta agosto, Zacnich subrayó que mientras no haya una hoja de ruta clara en la política comercial estadounidense respecto a sus principales socios, la incertidumbre continuará.
Esa incertidumbre añadió “es veneno” para cualquier economía, frenando la inversión, desincentivando el consumo y alterando los precios.