Lima ha sido catalogada como la ciudad con mayor congestión vehicular de América Latina, de acuerdo con el reciente ranking Índice de Congestión al 2022 de la firma privada TomTom, según informó la Asociación Automotriz del Perú (AAP), gremio que representa a las empresas más importantes del sector automotor.
A partir de dicho reporte, la AAP realizó un análisis propio de la situación del tráfico limeño. De acuerdo a Alberto Morisaki, gerente de Estudios Económicos y Estadísticas de la AAP, el principal resultado es que actualmente realizar un viaje de 10 km en la capital, toma 27 minutos con 10 segundos, 2 minutos más que el registro del 2021.
“A nivel general, en el 2022 los niveles de congestión vehicular se elevaron en comparación con el año anterior, como consecuencia del paulatino retorno a las actividades presenciales en todo el mundo postpandemia, aunque el grado de tráfico en la circulación aún no supera los vistos antes del brote vírico”, señaló Morisaki.
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Anualmente, manejar en Lima toma 254 horas. De ese total, 130 son generados por la congestión vehicular.
Gastos extra
La alta congestión vehicular no solo quita tiempo, también tiene impacto en el bolsillo de los peruanos. Según Morisaki, el mejor ejemplo es el combustible.
“El dinero que gasta en combustible por manejar en las horas más congestionadas suma S/ 2,231 al año, de los cuales S/ 582 es el gasto adicional causado por la congestión. Además, las emisiones de CO2 producidas anualmente por un auto que se moviliza en hora punta es de 990 kg., de los cuales 258 kg corresponde al tiempo adicional que se genera por la congestión”, indicó el experto en temas económicos.
Los resultados del ranking de TomTom confirman que Lima es una de las ciudades con mayor tráfico del mundo, lo que impacta en la calidad de vida de las personas que se movilizan por sus calles, de acuerdo al gremio.
Parte del problema tiene como causa una serie de deficiencias estructurales que el Perú corregir. “Se pueden identificar a una serie de deficiencias estructurales, como el inadecuado diseño y planificación vial, el deficiente sistema de semaforización, el cual carece de una adecuada integración”, sostuvo Morisaki.
Propuesta de solución
Para la AAP el Estado debería evaluar la creación de una Agencia Nacional de Tránsito y Seguridad Vial (ANTSV) que supervise, fiscalice y encabece el cambio que necesitan las vías nacionales.
“Puntualmente, creemos que dicha agencia debe ser el ente responsable de proponer e implementar políticas y medidas estratégicas viables para el desarrollo de un sistema de tránsito basado en el concepto de movilidad, que sea eficiente, seguro y sostenible”, propuso Morisaki.
La ANTSV debería tener como funciones fiscalizar el correcto acondicionamiento de la infraestructura vial, la semaforización, la señalización vertical y horizontal, los dispositivos de control de tránsito y las normas de seguridad vial, entre otras tareas específicas, de acuerdo al gremio automotriz.
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