(Bloomberg).- Los mercados financieros ya no son un mero barómetro. Ahora pueden causar tormentas.

Podemos ver dos razones que provocaron esta situación: los inversores activos pusieron el piloto automático y los reguladores económicos pasaron de líderes a seguidores. También podemos ver dos consecuencias: una distorsión de la función de los mercados y la generación de nuevas incertidumbres en la economía.

La decisión de los inversores de pasar a invertir de forma activa a pasiva durante los últimos años es comprensible. Las comisiones altas en tradicionales productos de gestión activa, como los fondos comunes, no tenían sentido cuando se introdujeron productos de menor costo, como los fondos negociables en el mercado.

En el balance, los primeros rara vez superaron a los últimos con el tiempo, descontados los gastos. En los últimos años, la baja rentabilidad y la falta de volatilidad crearon la misma desventaja competitiva para los productos alternativos de inversión de altas comisiones como los fondos de cobertura.

Un mercado alcista que duró siete años, tanto para acciones como para bonos en el mercado nacional, redujo el valor de los fondos de cobertura en las carteras. Y las cicatrices del auge puntocom y de la crisis financiera del 2008 generaron una persistente desconfianza en . Quizá algunos inversores prefirieron minimizar su interacción con el sector: bastaba comprar un fondo que se negocia en bolsa y con eso era suficiente.

La misma crisis que desgastó la confianza en Wall Street también afectó la confianza de los funcionarios de la Reserva Federal en sus modelos económicos y su visión del mundo. La crisis financiera atacó por sorpresa a las autoridades responsables de prevenir ese golpe y, en los últimos años, el crecimiento y la inflación han estado sostenidamente por debajo de las estimaciones. Según un informe de Matthew Boesler, de Bloomberg, los funcionarios están cuestionando a fondo su marco de comprensión de la economía.

En los últimos meses, la presidenta de la Reserva Federal, , ha puesto en duda el vínculo entre fortalecimiento del mercado laboral e inflación. Un estudio reciente de la Fed también constató el quiebre de la relación entre las expectativas de inflación y la inflación real durante los últimos 20 años. La reunión del Comité Federal de Mercado Abierto de agosto del 2008, un mes antes de que Lehman Brothers se declarara en quiebra, advirtió que las expectativas de inflación se mantenían elevadas. Pero no dio resultado.

¿Cuáles son las implicaciones de que los inversores se desvinculen de la gestión activa y que la Reserva Federal pierda confianza en sus modelos? Alejarse de un sistema de creencias implica pasarse a otro, a sabiendas o no.

En un discurso el 30 de junio sobre perspectiva macroeconómica y política monetaria, James Bullard, presidente de la Reserva Federal de St. Louis, señaló que ahora ve los resultados macroeconómicos en términos de regímenes, con distintos regímenes que requieren políticas monetarias diferentes. Sin embargo, dijo que los cambios de régimen no son predecibles.

Al renunciar a pronosticar cambios de régimen, la Fed se está remitiendo más a los datos económicos en tiempo real y a los precios del mercado financiero que a sus modelos, un cambio con grandes implicaciones tanto para los mercados como para la economía. En vez de responder los mercados a los cambios de la economía y a lo dispuesto por las autoridades, la causalidad podría estar dando un giro, con la economía y las políticas respondiendo a los cambios en los mercados.

Se supone que los mercados financieros son producto de decisiones colectivas de todos los participantes del mercado. Si los compradores de activos financieros estuvieran más motivados que los vendedores, los precios subirían hasta llegar a encontrar un nuevo equilibrio. Sin embargo, aun cuando los mercados se han vuelto cada vez más influyentes, han pasado a reflejar el input de menos fuentes. Las señales del mercado ya no comunican un consenso generalizado entre muchos compradores y vendedores.

Los inversores pasivos aceptan el precio del mercado, independientemente de la manera en que el precio llegó hasta ese punto. Las corporaciones se han transformado en el principal comprador o vendedor marginal de acciones individuales. Son ellas las que deciden si hay que recomprar acciones o emitir nuevas acciones.

Los mercados de renta fija están cada vez más dominados por los flujos de fondos, ya sea de la compra de bonos por parte de bancos extranjeros o de fondos de pensiones que buscan estabilidad ante el creciente retiro de los nacidos en la posguerra. Al remitirse a la sabiduría de los mercados, la Fed está cediendo sustancialmente las políticas monetarias a unos pocos actores poderosos.

Cuando la próxima tormenta económica azote a la economía de Estados Unidos, los que una vez fueron complacientes inversores podrían preguntarse de repente: ¿quién está dirigiendo esto?

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