La escasez mundial de fertilizantes, a consecuencia de la invasión rusa a Ucrania, ha originado que desde hace casi un mes los precios del insumo estén al alza. Agricultores en varios países empiezan a optar o por reducir la aplicación de los químicos o sus áreas sembradas. La agricultura peruana no es la excepción, pese a ello, más del 40% de su caficultura siente mínimamente los impactos de la falta de urea.
De hecho, los productores han revisado al alza sus envíos para este año de 237,000 toneladas a 260,000 toneladas, informó la Junta Nacional del Café (JNC) a Gestión.pe. Lo que además significa un incremento importante respecto al 2021, cuando cerró en cerca de 200,000 toneladas.
Un adelanto de este “buen año” es que durante enero y febrero últimos los envíos registran cifras “abismales”, con un crecimiento de 28% respecto al mismo periodo del 2021, señala Tomás Córdova, presidente de la JNC. En esos meses se enviaron 50,000 toneladas -explicado también por las reprogramaciones de envíos que se dieron a fines del año pasado- a las que se sumarán otras 25,000 toneladas que se enviarán entre marzo y abril.
Son buenas cifras cuando apenas está por empezar la temporada de cosechas (a mediados de mayo). Lo exportado hasta el momento proviene de cultivos sembrados por debajo de los 1,000 metros sobre el nivel del mar.
No obstante, ¿afecta al café el alza de los precios de fertilizantes? Lorenzo del Castillo, gerente de la JNC menciona que durante los últimos diez años se ha logrado que los productores migren a la producción orgánica ante las exigencias del mercado internacional, principalmente de la Unión Europea (UE). Por eso, hoy un 43% de áreas cafetaleras cuenta con certificación de comercio justo y orgánico.
“Son 175,000 hectáreas certificadas que no sienten un mayor efecto ante el alza de la urea y otros componente agroquímicos porque las cooperativas llevan años en la producción de abonos de compost y priorizan el uso de guano de isla, cuyas compras las coordinamos con el programa Proabonos de AgroRural. Estas condiciones óptimas de Perú nos permiten entrar a la acreditación de café peruano con cero carbono”, añade Del Castillo.
Considerando el panorama mundial de escasez de fertilizantes, la JNC prevé que más caficultores se sumen a la producción orgánica con el que además pueden conseguir mejores precios en 44 países, incluido la Unión Europea -mercado que lidera la exigencia de adaptación al cambio climático- y Estados Unidos, mercados que requieren calidad del grano aromático. Por ello, esperan que el Gobierno les asegure 6,000 toneladas para garantizar las próximas siembras.
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Demanda y precio
Ante la sequía en Brasil, el stock del grano en el mercado internacional cayó mientras sus precios se han mantenido al alza durante el último año. A inicios del 2022, el precio del café arábica se situó en los niveles más altos en los últimos diez años y la JNC en Perú espera que siga oscilando entre los US$ 180 y US$ 200 el quintal.
“Este podría ser el último año de buenos precios y debemos aprovecharlo. Para el 2023 se espera que Brasil tenga una cosecha por encima de los 70 millones de sacos y eso nos afectará. Debemos empezar a diferenciarnos y mejorar la productividad si no queremos que los precios bajen demasiado, pero falta institucionalidad”, agrega Del Castillo.
Sobre los envíos a Europa, continente gravemente afectado por las consecuencias de la invasión rusa a Ucrania, la JNC mencionó que recién a medidos del año podría tener un mejor panorama respecto a la situación de la demanda. La perspectiva se mantenía positiva luego que en el 2021 el segmento de consumo de cafés para el hogar subiera un 15%.
Rusia no era un mercado relevante para los envíos del café peruano; sin embargo, sus efectos tras la invasión a Ucrania podrían desalentar la compra de productos que no sean indispensables en la canasta básica.